Marino Zapete, en su depravada condición de travesti así como de estólido ignorante, arremete en contra de los dominicanos que digna y generosamente se manifiestan contra la haitianización y fusión de la República Dominicana con Haití

08-04-2011

 

Marino Zapete es un crápula mercenario degenerado y canalla, con un rosario interminable de cuentas pendientes con la población, la sociedad y la nación Dominicana, incluso como instigador, propiciador y apañador del carnaval de ejecuciones que llevara a cabo el asesino criminal y corrupto ex jefe policial Pedro De Jesús Candelier Tejada, alias El Pinto asesino, durante la primera gestión abominable del perdulario de las miserias humanas Leonel Antonio Reyna y su administración de pálidos pelegatos boshistas. Todo esto aparte de su papel como confidente y delator, como paletero en una esquina y chivato camuflageado como emepedeísta.

Sus vínculos actuales con la empresa Ferquido, como con la gusana cubana de Miami Alicia Ortega, agente informante harto conocida de la CIA y otras agencias, como se rebelara a raíz de la campaña genocida de George W. Bush, sobre Irak y Saddan Husein, cuyo saldo alcanza 1.300,000 víctimas y se siguen contando más. Tales vínculos de Marino Zapete con Alicia Ortega y su esposo Hasbún, curtido en manejos mafiosos y cuantos negocios turbios se conozcan en la gusanera de Miami, son lo suficientemente significativo para que se sepa que este personaje es un canalla miserable mercenario que, como degenerado, no solo amanerado y adocenado, sino activo cundango, tiene menos moral y significado ético que el mas amoral y depravado de los que habitan estos 48,000 kilómetros cuadrados que sería el territorio nacional.

Pero este transexual repugnante es, ante todo, lo que se dice un analfabeto funcional ignorante y estólido, lo que conjugado con su perversidad, por las aberraciones de que es portador, está descalificado para reducir la patriótica y generosa lucha de los dominicanos que nos negamos con firmeza y contundencia a la haitianización y a la fusión con Haití y su bestialidad refractaria a la cultura y a la  civilización progresiva, a un espurio sentimiento o prejuicio racista, por el hecho de que los haitianos son negros.

Marino Zapete, con sus gestos afeminados de maricón impúdico, que no se abstiene, pero que hasta está casado, arriesgando con Sida, Hepatitis B o con cualquier otra enfermedad de transmisión sexual, por la promiscuidad, la vida de una mujer, simplón, ultra superficial, archi ignorante y estólido, calificó desaprensivamente como racista la justa y patriótica marcha de las juntas de vecinos de Santiago, en protesta por la haitianización del país, con motivo del 167 aniversario de la gloriosa batalla del 30 de Marzo, que junto con la del 19 de Marzo del 1844 hicieron posible el éxito relativo de esta segunda formal declaración de la constitución de la República Dominicana, libre, soberana e independiente; y que no colapsara, como sucediera con la primera del 30 de Noviembre del 1821, que fue aplastada por la intervención, a través de la invasión haitiana, con Boyer a la cabeza, en contubernio con la Iglesia Católica y el Arzobispo Valera de dicha Iglesia Católica, que fue quien solicitó a Boyer y a los haitianos sus intervención  e invasión.

Con la puerilidad e insignificancia de su argumentación ridícula, Marino Zapete se despachó llamando haitianos a los negros que somos los dominicanos. Y, como un travesti inescrupuloso, de esos que dicen que todo el que no es igual que ellos es un hipócrita, puesto que como ladrón, juzga por su condición, todos los hombres son homosexuales y sólo los impulsan y los mueven sus bajas pasiones y miserias humanas; así, por igual, Marino Zapete, al tiempo que arremetía contra los dominicanos con dignidad patriótica, opuestos a la haitianizacion y a la fusión con Haití, en su embarre, despotricó, que esa misma marcha patriótica estaba llena de haitianos. Acaso puede alguien ser más asqueroso y rastrero que este rufián y sabandija que dice llamarse Marino Zapete.

 

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