En el 67 aniversario de la gran victoria en la guerra patria contra la agresión hitleriana a la Unión Soviética

Las naciones, países y pueblos están en deuda eterna con el heroísmo y el sacrificio del pueblo soviético y su gran dirigente José Stalin por su lucha para la derrota decisiva del eje nazi-fascista

14-05-2012

 

Ahora la restaurada Rusia imperio-capitalista, después del triunfo contrarrevolucionario de la restauración capitalista llevada a cabo por los renegados revisionistas contemporáneos de la época actual, bajo la cobertura de oprobio de su cielo actual, compuesto de manchas oscurecedoras de traiciones continuas, que se concatenan tejiendo un manto que cubre dicho país casi por entero, acaban de conmemorar el 67 aniversario de su triunfo sobre la agresión de la Alemania de Hitler y sus aliados, cuyo propósito proclamado era el aplastamiento y destrucción masiva del régimen socialista que, bajo la revolucionaria y acertada dirección del Partido Comunista en dicho país, que se había transformado en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), teniendo como sus jefes y mandos superiores e indiscutibles a Lenin y a José Stalin desde el 24 de octubre (7 de noviembre en el nuevo candelario que rige en dicho país) del 1917 hasta el momento del inicio de la agresión e intervención militar del nazi-fascismo imperialista de Alemania, Italia, España y Japón, en tanto los países imperialistas occidentales, esto es, EE.UU., Inglaterra y Francia, se frotaban las manos con ansiedad, a la espera de que el genocida y agresivo eje nazi-fascista, cuyo eje transversal eran Alemania e Italia, con Hitler y Mussolini a la cabeza respectivamente, les hicieran el trabajo de aplastar a la URSS y derrocar el régimen socialista; repugnante tarea en pro de lograr la cual todos sus esfuerzos y estrategias de tiburones y bestias imperialistas y criminales les habían resultado infructuosas desde el mismo 1917, y 24 años después, aún cosechando fracasos tras fracasos, persistían en su oscuro y obcecado empeño, a nombre de la explotación y la opresión imperialista y capitalista, lo que hermana su íntima naturaleza con los agresores e interventores del 1941 contra la entonces URSS.

Es paradójico que el saldo que, como balance, arroja la historia de este crucial momento de la humanidad, aunque es sabido, no es igualmente conocido en sus pormenores más íntimos y esenciales.

Basta afirmar, y que sirva de escarnio a las conciencias mezquinas, que por actitudes tan infames como inescrupulosas e ignominiosas fingen hacerse los indiferentes y desentendidos de que la humanidad, la causa de la libertad, la democracia, la causa de la lucha por la igualdad y la emancipación, como de la autodeterminación, soberanía y la independencia nacionales, como por la igualdad de todas las naciones, países y pueblos, están en deuda eterna e inolvidable con el heroísmo y el sacrificio del pueblo soviético en su lucha crucial y determinante para la derrota y hundimiento del eje nazi-fascista de la agresión y el genocidio.

Desde el inicio de la agresión e intervención de éstos contra la URSS, dirigida por el insigne generalísimo del proletariado comunista, José Stalin, se hizo conciencia, y así se difundió a escala mundial entre los pueblos, que si Alemania e Italia, el eje nazi-fascista, lograba su objetivo de aplastamiento, destrucción y derrota de la URSS y de Stalin, la humanidad habría entrado directamente al retrotraimiento que la colocaría en los tiempos de la esclavitud primitiva y se borraría toda la cultura  y las artes que la distinguen.

Otra paradoja a la que los anticomunistas a ultranza, como los imperialistas y la Iglesia Católica-Vaticano y el cristianismo no pueden dar explicación ni solución: Hitler y Mussolini, la Alemania nazi y la Italia fascista, consagraban que su objetivo a vencer eran los comunistas de la URSS, y que de ello dependería si lograban o fracasaban en su intento de subyugación de la humanidad.

Es para pensar a fondo, con inequívoco lógico discernimiento, nutrido y amparado en la más rotunda y categórica cordura, sensatez y sentido común humano: El destino promisorio de la humanidad fue así puesto, en esos cruciales momentos, en las exclusivas manos, capacidad de lucha, entereza, firmeza e integridad de los comunistas soviéticos, bajo el mando comprobado y de sabiduría generosa de José Stalin.

Y el veredicto inapelable en esta parte del presente expediente histórico no es menos contundente y enaltecedor para los comunistas, el pueblo soviético y su comandante supremo José Stalin. La capacidad de lucha, de sacrificio, de iniciativa, de inteligencia, de patriotismo internacionalista, de entereza, firmeza y consagración fueron demostradas con creces, y cabe decirse que están consagradas en el monumento de La Victoria erigido en Stalingrado, hoy infamemente insultada con el nombre de Volgogrado, y en el cual la representación de la madre patria soviética socialista sí que tiene valor y contenido y no una basura como la llamada Estatua (cierto, estatua y no más) de La Libertad de Nueva York.

Puede equipararse la situación de los renegados revisionistas y architraidores de Putin y su camarilla de imperialistas, en una analogía muy valedera, con la de los que quedaron encerrados en el laberinto de Dédalo, sin tener escapatoria de salida, ni siquiera con la ingeniosidad de Icaro, que no tiene punto de comparación con la execrable condición de patanes de los Gorbachov, Yeltsin, Putin, Medvedev, atajos de hienas de dos patas, y sus cabezas, sacos de perfidias y miserias abominables, la situación de éstos, hoy día, mayo del 2012, teniendo que enfrentarse a las pujantes fuerzas renovadoras de los trabajadores rusos y ex-soviéticos, como de sus intelectuales, que reivindican la dignidad de los tiempos gloriosos de la URSS, que le tributan (a manera de inequívocas disculpas), homenajes y tributos de honra al pueblo soviético, al Partido Comunista de Lenin y en la persona del Jefe insustituible y ejemplar que fue y es José Stalin, ahora que, como el ave Fénix, renace de sus propias cenizas tras morir en el fuego eterno de la vida.

Cierto que es paradójica y laberintesca la situación de crápulas traidores, como Putin y Medvedev, al igual que la recua de renegados revisionistas y oportunistas como los de Francia, España, Italia, y en América Latina, como el oportunista y renegado revisionista Fidel Castro y su abominable hermano maricón Raúl Castro y su pandilla esparcida en América Latina.

 

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