La historia real de las condiciones internacionales previo a la agresión de los invasores nazi-fascistas a la Unión Soviética en la 2da. Guerra Mundial Confirma como acertadas previsiones del Partido Bolchevique y su gran líder José Stalin para enfrentar y derrotar esas hordas criminales 15-05-2012
Aunque se ha hecho muy restringida la difusión y el conocimiento, desde el primer momento en que se dio por un hecho la inevitable desaparición próxima, aunque no inmediata, de Lenin, proceso fatal éste que impuso una cuenta regresiva a partir del cuadro que se creara a consecuencia del infame atentado de que fuera objeto a manos de un oportunista menchevique social-revolucionario en el año 1918, para mayo del 1922, por consejo del cuerpo médico responsable de su atención delicada, Lenin fue trasladado de Moscú a Gorki. Lo que generó un estado de inquietud y preocupación entre los comunistas y trabajadores, así como las actividades de intrigas y perfidias de parte de los oportunistas y renegados revisionistas, especialmente los de la banda contrarrevolucionaria de Trotsky y compañía. Lenin, a fin del mismo año, estaba de regreso a Moscú, reanudando sus trabajos. Para fines de octubre pronunció el célebre discurso ante la 4ta. Sesión del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia, así como el 13 de Noviembre del 1922 presentó ante el IV Congreso de la Internacional Comunista y otros más, como su discurso ante el pleno del Soviet de Moscú del 20 de Noviembre, en el que expresó su total confianza en que, de la Rusia de la Nueva Política Económica (NEP), que se tiene como un paso táctico hacia atrás, “saldrá la Rusia socialista”. Había de por medio la expresa orden del grupo médico suyo de reducir la intensidad de su trabajo, como de evitarle contratiempos y problemas particulares que pudieran crearle situaciones engorrosas innecesarias. No obstante, Krupskaya, conforme su extracción de clase de la pequeña nobleza rusa, no hacía caso, y se hacía portadora, ante Lenin, de no pocas de las intrigas y calumnias de los trotskistas y otros agentes de los cuerpos de espionaje imperialistas extranjeros, que giraban en contra de José Stalin. De esta odiosa labor en que estaba involucrada Krupskaya fue resultado la tristemente célebre carta en que Lenin -indudablemente con su voluntad resquebrajada y la hipócrita actitud desaprensiva de Krupskaya- decía reprobar actitudes poco corteses de Stalin. Lo que, no obstante el inmenso amor de los comunistas por su líder y su confianza extrema sin tapujos en Lenin, hizo que los comunistas y el pueblo trabajador designaran a Stalin como el sucesor y continuador de Lenin. Del 1924 al 1929, los grupos pequeño-burgueses de trotskistas, bujarinistas, zinovietistas y otros oportunismos, habían sido desenmascarados y aislados. Fue entonces cuando se planteó la necesidad de que, en un plazo inminente, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) remontara y superara el atraso de 75 y hasta 150 años con respecto a los países imperialistas capitalistas, pues no era menos grave la situación de atraso teniendo como una espada de Damocles o una hoja de guillotina suspendida en el aire, lo de la agresión imperio-capitalista en contra de la Rusia sovietizada o socialista. En uno de sus tantos célebres discursos, José Stalin había dicho que el plazo para superar ese amplio retraso, a duras penas podía alcanzar un período de tiempo próximo a 10 años. La agresión e intervención imperialistas, como los aires de guerra, soplaban desde ya en Europa. Los imperialistas franceses e ingleses habían dado, igual que los norteamericanos, inequívocas muestras de que proseguían desplegando sus planes en ese sentido. Alemania e Italia, por su parte, buscaban rearmarse y la revancha por las derrotas y pérdidas de la Primera Guerra Mundial. Las actividades del nazismo alemán eran palpables; apenas unos años atrás, 2 ó 3, habían resultado ganadores, llegando al Poder, empleando todos los procedimientos del fascismo, caracterizados por la violencia y los crímenes sin miramientos o desaforados, en contra de sus adversarios. La Iglesia Católica-Vaticano, que había pactado con el fascismo italiano y con Mussolini desde el 1929, se consagraba en la obtención, de parte de Alemania, de los privilegios, como la creación del Estado Vaticano y los 100 millones de dólares en oro que Benito Mussolini le había dado como recapitalización, so pretexto del pago en compensación por los daños que el Estado Italiano le había causado, a raíz de su fundación y las guerras de los Estados Pontificios. La Iglesia Católica-Vaticano laboraba intensamente para la formación del eje nazi-fascista, cuyo objetivo supremo era la agresión e intervención en contra de la Unión Soviética, como baluarte del socialismo, y éste fue un motivo de unidad especial con el imperialismo norteamericano, como con Francia e Inglaterra. Resultado de esa afinidad, en República Dominicana aunaron fines de opresión Iglesia Católica-Vaticano e imperialismo norteamericano e impusieron la dictadura que, con su peón y lacayo Rafael Leonidas Trujillo Molina, mantuvieron, masacrando y robando, como saqueando y atropellando al pueblo dominicano, conculcándole sus derechos y sus conquistas democrático-nacionales. El Partido Comunista (bolquevique) de la URSS, bajo la dirección de José Stalin, lanzó, para el 1929, el Primer Plan Quinquenal y el Segundo Plan Quinquenal del 1933 al 1938, año éste en el que se dio de inmediato inicio al Tercer Plan Quinquenal que cubriría del 1938 al 1942. La mecanización y socialización de la agricultura corresponden y están íntimamente entrelazadas con el Primer Plan Quinquenal, en el que se agudizó, por razones obvias, la lucha contra los kulaks o burguesía del campo, pues hasta entonces la Revolución Socialista de Octubre seguía siendo burguesa en el campo, pero como tal llegaba a su final y empezaba la socialización y mecanización de la agricultura, lo que conllevó a una inevitable agudización de la lucha de clases entre el proletariado en el Poder y la burguesía que se mantenía aferrada y se recreaba en la propiedad y producción burguesas en el campo. Esto fue usado como escenario de la intensificación de las actividades de los grupos contrarrevolucionarios y de los oportunistas y renegados revisionistas de derecha, siempre con la presencia y actividad perniciosa de León Trotsky, que orquestaba conspiraciones y sabotajes, además de campañas calumniosas antisoviéticas, las que eran orquestadas y financiadas, como se pusieron claramente en evidencias comprobatorias durante los famosos juicios de Moscú del 1937 al 1938, por los Estados imperialistas, y especialmente de Alemania, Italia y Japón, en coordinación estrecha con los Estados Unidos, Francia, Inglaterra, etc., y todos sus servicios de espionaje. El objetivo de las actividades contrarrevolucionarias hacia el interior de la Unión Soviética de entonces era el sabotaje, el entorpecimiento y el fracaso de los planes quinquenales, con los que se tenía la meta de superar el retraso objetivo de la Unión Soviética, para ésta colocarse a la par en materia de desarrollo y tecnología, con los países imperialistas-capitalistas avanzados. Cierto es que con los dos planes quinquenales llevados a cabo y con el tercero recién empezado en el 1938, los objetivos económicos y tecnológicos, y hasta políticos se habían cumplido con creces y se tenía un saldo favorable innegable para el socialismo en Rusia, lo que, sin embargo, no significaba que todos los problemas cruciales, ni aún los secundarios, habían quedado resueltos, lo que es indudable, y a la vez respaldado por la lógica de las cosas, que no se habrían logrado obtener si se actuaba con pusilanimidad, indecisión y falta de voluntad revolucionaria proletaria, lo que, al parecer, ya estaba de antemano en el guión propagandístico de los centros anticomunistas internacionales de la Santa Alianza contrarrevolucionaria anticomunista. Y esto viene a ser corroborado en que la edición de la historia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) editada en ese país apenas en el 1956, lo que implica que fue elaborada apenas en el 1955 y empezada a ser confeccionada como documento base del Golpe de Estado contarrevolucionario de la restauración del imperialismo y el capitalismo en la Unión Soviética desde finales de la Segunda Guerra Mundial y en el inicio mismo del período de la guerra fría que inmediatamente siguió al fin de la Segunda Guerra Mundial. Ese texto de marras parece que resume la historia completa de la componenda y conspiración de los renegados revisionistas y los imperialistas. En dicho texto de marras, cuyo título es “La Historia de la URSS”, reeditado por Editorial Grijalbo, de la obra original en ruso, que fue publicada el 1ro. de septiembre del 1958 con 6,000 ejemplares, pero que en español apareció casi junto y la mismo tiempo que la edición original en ruso, ya que el día 30 de octubre del 1958 Grijalbo imprimió y lanzó a la circulación su edición en español con 25,000 ejemplares. Entre una fecha y otra hay exactamente 2 meses, esto es, 60 días justos. Y allí, en su Pág. 480, se dice textualmente: “Las pérdidas de cuadros inferidas al país como consecuencia de las represiones de 1937 y 1938 entorpecieron la obra de la construcción económica y cultural, y las infracciones cometidas contra la legalidad soviética impidieron la ulterior democratización de la vida de la sociedad soviética”. Si el Estado de dictadura del proletariado no responde con la responsabilidad y los fines para los cuales se instauró, reprimiendo y persiguiendo a los kulaks o culacos, a los trotskistas, zinovietistas, bujarinistas, etc., es indudable que, en efecto, se hubiesen también perdido verdaderos cuadros valiosos, pero, por sobre esto, también hubiese fracasado el plan de desarrollo económico general, la Unión Soviética no habría estado en capacidad alguna para resistir la guerra de agresión e intervención del eje nazi-fascista, habría sido vergonzosamente aplastada, por lo que no habría construcción económica ni cultural socialista. Prueba de esto con carácter concluyente es que, a partir del Golpe de Estado de la camarilla de renegados revisionistas de Jruschov y Brezhnev, la contrarrevolución se reprodujo como verdolaga, la población estaba presa de la desmoralización revisionista y el espíritu de lucha por el socialismo había desaparecido, todo lo que viene a confirmar que en la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, éste manifiesta su existencia y reivindica su derecho a poner fin a la explotación y a la opresión a través de su propia ofensiva, que significa su ataque y su iniciativa para desplegar éstos en contra de la burguesía y de la pequeña burguesía. El proletariado, enseña el marxismo, en la defensiva pierde por cobardía y pusilanimidad, mientras que en la ofensiva crece, se fortalece, se robustece y avanza.
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