Federico Henríquez Gratereaux, reconocido mendigo de puerta en puerta a los despachos de miembros burguesía especuladora neoliberal y de terratenientes, ahora busca acreditarse como sujeto ecuánime y sereno, además de sensato personaje Y el otro caso del Gordo Cuello y el revelador relato del escritor cubano Raúl Capote sobre sobre el reclutamiento de agentes por la CIA 11-04-2012
Todo parece indicar que en un intento tardío de abandonar el mal hábito de holgazán y pordiosero de Federico Henríquez Gratereaux, que es reconocido como un mendigo que va de puerta en puerta de los despachos de los miembros de la burguesía especuladora y neoliberal del patio, como de los terratenientes, y en definitiva de los estamentos de la aristocracia económica, cebada en el dominio y expoliación conjunta del imperialismo yanqui y sus capitales financieros, en contubernio de maridaje espurio con los zánganos parásitos vividores de la Iglesia Católica-Vaticano y el Opus Dei, hábito ese que combina, Federico Henríquez Gratereaux, con el de hacer cagadas como escribir trivialidades que de por sí dan cuenta de su inveterada condición de inútil perezoso güevón, dedicado a la eterna ociosidad; ahora busca acreditarse como un sujeto ecuánime y sereno, además de sensato personaje, que busca vivir su vida con lo que llama cordura a lo Sancho Panza, sin mayores contratiempos ni apañeamientos evitables, si se hace acopio del sentido común y en vez de estar metiéndose en actividades contrarias al orden imperante, generador comprobado de toda suerte de sufrimientos, miseria, pobreza, exclusión, provenientes de la explotación y opresión de las clases burgués-terratenientes, como del parasitismo de la Iglesia Católica-Vaticano y de la voracidad implacable de los monopolios capitalistas del imperialismo y del neoliberalismo. No hay dudas de que Federico Henríquez Gratereaux es un recalcitrante y retorcido personero al servicio de todo cuanto sea infamia e ignominia, encubierto en un disfraz de intelectual de invernadero, pero que todo cuanto hace y produce está inscrito en la acción inútil de hacer cagadas y jugar con ñecas, como promover el decadentismo, el cristianismo y la estulticia reaccionaria y retrógrada de las cavernas. Por suerte, lo que somos nosotros, siempre hemos sentido una espontánea repugnancia por Don Quijote y Sancho Panza, igual que por Miguel Cervantes, tal vez por nuestro rechazo a todo cuando huela a España y a la idiosincrasia española que, insistimos, sólo han aportado la boina, la chancleta, la bicicleta de amolar cuchillos y tijeras como el hablar con la z y el grajo sui generis, del que cada español es un monumento. Jamás hemos aceptado la figura de El Quijote como el hombre visionario, investigador, curioso, que se sienta encarnar la misión de la transformación del mundo y de su entorno social y nacional. Más bien, son los mismos retorcidos intelectuales españoles e hispanófilos, como Gregorio Marañón y los curas jesuitas, con el concurso de los freudianos y partidarios de esa superstición que es el sicoanálisis y del imperialismo y los colonizadores, los que han y siguen empeñados en hacer del orate y desquiciado, por obra del impacto demoledor de las adversidades monstruosas del colonialismo medieval, precursor de la etapa de la acumulación originaria en que el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo, como describe y define Carlos Marx, por todos los poros de su cuerpo de la cabeza a los pies, como el representante del hombre inconforme, que se resiste a ser doblegado y aplastado por la situación creada por un régimen aborrecible de explotación y opresión; y ello en tanto buscan ocultar que se trata de hombres armados de un coherente pensamiento revolucionario, que es el materialismo dialéctico e histórico, creaciones de Carlos Marx y Federico Engels, los que se empeñan, con conciencia serena, pero firme y radical, remozando aquel pensamiento hegeliano (que tanto duele a los de mente fosilizada y de albañales, si no de pocetas de inodoro, como este fósil de Federico Henríquez Gratereaux) de que todo cuanto existe debe demostrar su derecho a existencia ante los fueros de la razón, si no, que deje de existir. Reaccionario antediluviano, conocido hasta por el mal olor que expelen sus semejantes especimenes, aún y cuando circunstancialmente éstos se hayan colado como infiltrados en las filas de los que no aceptamos la realidad y hemos hecho profesión de fe luchar para su transformación y poner fin al parasitismo y a la corrupción, cuya fuente es éste (el parasitismo) y la holgazanería que le es pareja, de los que se sirve la burguesía, cuyo papel es explotar y oprimir al trabajador que verdaderamente es quien crea riquezas (plusvalía), de la que dicha burguesía se apropia bajo la forma de tiempo de trabajado realizado y no remunerado al trabajador; ese Federico Henríquez Gratereaux es un rufián de igual calaña fétida que la del agente de la CIA José Israel (El Gordo) Cuello, que son como uña y dedo. Ahora que mencionamos a tan abominable sujeto éste, hemos de resaltar que es sumamente aleccionador el hecho de que dicho agente de la CIA, que como es sabido es parte de los dirigentes y fundadores del disuelto y colapsado, sin que nunca hayan dado explicación concreta de ello, antro de renegados revisionistas, y todos agentes de la CIA, llamado partido “capitulacionista” dominicano (p“c”d), aparece muerto de risa junto al otro renegado revisionista, comprobado agente de la CIA y de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID), Carlos Dore Cabral, y la cara de plancha, la reaccionaria Lourdes Camilo, en una exposición de embarres de colores de una de sus hijas con una tal Eusebio. Con motivo de este espectáculo tan revelador, no pudimos dejar de traer a nuestra memoria, como una escena de atronados actores, el muy ilustrativo caso de la exposición que, a raíz de la puesta en circulación de Clave Semanal, hiciera el nombrado periodista Fausto Rosario Adames, quien había laborado con anterioridad tanto en la emisora católica-opusdeista “Radio Santa María” como con el contratista de la CIA, Sacha Volman, en Relaciones Públicas de la empresa monopolista-imperialista canadiense norteamericana Falconbridge. Lo mismo vimos y oímos hace apenas 3 semanas, pero esta vez relatado por el joven escritor cubano Raúl Capote. Explicaba éste, en una televisión extranjera fuera de Cuba, los trabajos desplegados por la CIA y sus agentes infiltrados en Cuba para reclutarlo como miembro suyo, esto es de la CIA, para actividades sediciosas en Cuba. Y dentro del relato subrayó que esos agentes de la CIA lo visitaban, sin él siquiera conocerlos, hasta a altas horas de la madrugada y siempre eran portadores de detallados conocimientos de sus actividades personales. Y exactamente ese es el mismo protocolo, seguido al pie de la letra, de la visita y la propuesta que el renegado revisionista, ya reclutado y actuando ahora directamente como oficial de la CIA, después de varios años de ser entrenado por la USAID en Texas, Estados Unidos. Recordamos cómo Fausto Rosario Adames (lo cual se puede comprobar si se buscan sus palabras, que deben estar en internet, pero que constan en la primera edición de Clave Semanal) decía que él nunca antes había conocido al renegado revisionista Carlos Dore Cabral, pero que a partir de esa noche, en que éste le propuso escribiera un panfleto sobre la muerte del otro renegado revisionista, Orlando Martínez, y por lo cual sería, y en efecto fue, recompensado, como él mismo confesó, con un premio por varios centenares de miles de pesos, de los que pudo guardar en banco una parte que la devaluación se los comió. No fue ese el caso del escritor cubano Raúl Capote, quien sigue siendo partidario y defensor de la revolución cubana y su régimen actual. No obstante, si hay una infranqueable distancia que separa el caso de Fausto Rosario Adames y el de Raúl Capote, está claro, que en lo que respecta a las relaciones de íntima amistad de los dos renegados revisionistas y viejos agentes de la CIA, para quien trabaja el Gordo Cuello desde el 1960 y el también renegado revisionista oficial de la CIA, Carlos Dore, que opera como asesor y alto funcionario del gobierno paranarco-terrorista y criminal del capo di tutti capi Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández, todo indica que actuaban siempre en estrecha relación en contra del movimiento revolucionario dominicano, y en particular contra nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO).
|