CAAMAÑO DEÑO COMO GUARDIA NUNCA DEJÓ DE SER UN LUMPEN Y DESCLASADO CURTIDO EN LA ARBITRARIEDAD Y LOS CRIMENES DE LA BARBARIE DEL TRUJILLISMO COMO SE VIO EN LOS CASOS DE LA REPRESION A LOS EXPEDICIONARIOS DE ABRIL DEL ´59 LA MASACRE DE PALMA SOLA Y LA REPRESION SALVAJE DEL MOVIMIENTO SINDICAL Y ESTUDIANTIL

No dejaremos, con todo el espíritu crítico y bajo la máxima de que cuchillo boto no saca sangre, de hacer nuestro enjuiciamiento de todos esos supuestos héroes casi siempre con pies de barro

04-07-2014

 

Tenemos abierta la evaluación histórica, ideológica, política y social de Manuel Aurelio Tavárez Justo, lo cual reviste una importancia de mucho peso y significación; tanto en cuanto Manolo Tavárez Justo representó, y en gran parte terminó defraudando a amplios sectores de la juventud y capas medias, como elementos pobres de las ciudades, principalmente de una incuestionable oposición y rechazo al despotismo y a las arbitrariedades del autoritarismo, como de vocación, por parte de esos sectores, por la vida democrática, en cuanto a institucionalización y democratización del Estado y sus instituciones, del mismo modo que de respeto  las libertades y derechos democráticos; como por el hecho de que su experiencia, la del caso Manolo Tavárez Justo y de las actividades y papel de la Agrupación Política 14 de Junio, que a la vez se desdoblaba, en muestra de inequívoca indecisión, como Movimiento Revolucionario 14 de Junio a la vez, es un fenómeno social, político, ideológico e histórico, de implicaciones multilaterales, reflejándose, en el curso y perspectivas del movimiento del proceso de emancipación social y liberación nacional, el cual, en éstos, sus dos aspectos inseparables, aún continúa.

Ahora, precisamente, ha sido traído a la palestra política y de discusiones públicas, el caso de Francisco Alberto Caamaño Deñó, ex-coronel y militar de las Fuerzas Armadas de la dictadura del imperialismo yanqui y de la Iglesia Católica-Vaticano, encabezada o representada por el peón, sirviente, mayordomo, lacayo como matón, ladrón y verdugo Rafael Leonidas Trujillo Molina al servicio de dicha colusión, ambos intereses confluyendo alrededor del régimen títere oligarquía, representado por el sanguinario Trujillo.

E, independientemente del gusto, y de que cause desagrado y desengaño, como, a la vez, desenmascare muchas falacias y mentiras de embusteros profesionales, como son los casos del archi-traidor y renegado revisionista y oportunista Narciso Isa Conde, así como el espía yanqui, y de los servicios de inteligencia de Trujillo, Hamlet Herman Pérez, y, el poco inteligente Claudio Caamaño; proveniente eso de lo que han venido exponiendo los que, cuando jóvenes, y sin experiencia ni sentido de madurez, tomaron el atajo de no atender. ni mucho menos querer guiarse, por el acervo de experiencias, sintetizadas y depuradas en lo que es la doctrina del socialismo científico de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tse Tung, que se expresa con la designación del marxismo-leninismo; se dejaron seducir por los chantajes y campañas sucias, ya que nunca han estado en capacidad de desplegar una lucha teórica e ideológica, a la luz de los principios del marxismo-leninismo, como es el caso único, aunque tricéfalo y multicéfalo, lo cual no es producto de su ingeniosidad y talento, sino por las trivialidades e inconsistencias, propias de grupos y personas, reflejos de los sectores en descomposición; pero que, ostentando la ideología de clase pequeña-burguesa, con desesperación, apelan a la superchería y al curanderismo social y político que, de paso, incluyen, en sus equipajes y sus mochilas, el aventurerismo, absurdas teorías desechadas por el proceso desde el siglo XIX y arrumbadas en los zafacones de la historia y como piezas arqueológicas del quehacer y el pensar político, que es el caso del castrismo, del guevarismo, del debraísmo, como del foquismo; para, de ahí, volver grupas hacia el lejano punto de partida. Y los encontramos reivindicando las tesis y principios del anarquismo señorial pequeño-burgués, con el anarquismo bakuninista, si no, con el colaboracionismo de Proudhon; para, de paso, exhumar y envolverse en todas las absurdas concepciones de los héroes activos y las masas pasivas; de que la historia la hacen las élites, provenientes e integradas por los hombres selectos que hayan alcanzado notoriedad, y cosas tan absurdas como repulsivas, a la luz de los principios revolucionarios del socialismo científico y del materialismo histórico en particular.

El patético y tragicómico, y, de ahí, el gran ridículo que sigue haciendo el renegado revisionista, oportunista y empedernido colaborador con los grupos oligárquicos, con el régimen oligarquía, con el neoliberalismo, con el clericalismo parasitario de que es depositaria la Iglesia Católica-Vaticano y el cristianismo, afirmando ahora, que los que fueron víctimas no deben expresar sus amarguras, quejas y protestas en la forma cruda y particular en que expresan que Francisco Alberto Caamaño Deñó, como guardia, nunca dejó de ser un lumpen y desclasado, que usaba habitualmente todos los procedimientos impositivos y anti-democráticos de la barbarie del trujillismo; con cuya leche se amamantó y se crió, con tal abundancia de privilegios e impunidades que, al fin y al cabo, gravitarían, ya sublimizados como su ideología práctica, que no conocía de franqueza, de solidaridad, de tolerancia, de diferencias en nimiedades; puesto que todo aquello era un páramo de principios y de bandera teórica.

Siendo oportuno traer a colación y recordar, que la amante de Caamaño Deñó en Cuba, la tenida por heroína, Vicente Vélez Catrain, hoy se dice que, después de casarse con el agente de la Embajada yanqui, el bisexual Quique Acevedo Gautier, hoy es la pareja que exhibe el facineroso y depravado Santiago Moquete, terrorista saltimbanqui, como son todos, de la Banda Anticomunista, Terrorista y Reformista de Enrique Pérez y Pérez, del degenerado sádico torturador Ramón Pérez Martínez (Macorís), autor, junto al sociópata Oscar Núñez, capitán del Ejército y mano derecha del carnicero Enrique Pérez y Pérez, y el teniente Alvarez Guzmán, hijo de Braulio Alvarez y sobrino protegido del matón Rafael Guzmán Acosta, padre de Rafael Guillermo Guzmán Fermín, alias "el cirujano" descuartizador; y la misma banda de renegados oportunistas revisionistas del archi-traidor Narciso Isa Conde y su partido “capitulacionista” dominicano (p“c”d), hablaba de que Caamaño no era el de antes, que en él se había producido un salto ideológico inconmensurable; esto es, tan grande y descomunal, que no había forma de expresarlo ni mucho menos medirlo.

No obstante, a esos bravucones, que tuvieron como líder al paranoico y aventurerillo, con sueños, alucinaciones y delirios fantásticos de grandeza, de Amaury Germán Aristy, que vieron, frente a frente y cara a cara, el olímpico engaño de que habían sido objeto, y se desilusionaron; y algunos de los que se asinceraron y pasaron a ser colaboradores de la CIA, el renegado revisionista y mercenario de pies a cabeza, Narciso Isa Conde, que fue el artífice, junto a los otros renegados revisionistas el Gordo Cuello Hernández (José Israel), Carlos Dore Cabral, Asdrúbal Domínguez, Luis Gómez Pérez, se atribuye la calidad para enrostrarles ser desertores, traidores, y huérfanos de parámetros o coordenadas de referencia teórica de principios; apela a hilvanar una aureola de hipérbole totalmente falsificada y manipulada, alrededor de Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Colocado siempre de espaldas, como es de esperar, al método del materialismo histórico, Narciso Isa Conde, en su condición de alimaña y sabandija abominable, habla de la “heroicidad y talento de Caamaño en el 1965 y antes de la Guerra de Abril, como en ésta”. Y con esto, este carajete de sucio trasero, y baboso como pusilánime, de una trayectoria ciertamente infinita de traiciones, inconsecuencias y obsecuencias, al por mayor y al detalle, parece que se desfondó, y hasta se pasó mucho más allá de la raya, que aconseja tener en cuenta la sensatez del juicio. Puesto que, antes de abril del 1965, por ejemplo, en el 1959, Francisco Alberto Caamaño Deñó ya era oficial del Ejército del dictador y del tirano; cuya familia era adicta incondicional a las correrías criminales del sátrapa; por lo que, frente a los expedicionarios del ’59, no fue poca la agresividad homicida que desplegó. Francisco Alberto Caamaño Deñó, para el 28 de Diciembre del 1962, junto al general Rodríguez Reyes, encabezó las fuerzas policiales y militares de la masacre, inscrita entre los crímenes de lesa humanidad, conocida como la carnicería de Palma Sola, bajo la directa instigación y orden del obispo O’Reilly, quien, durante la noche anterior, se reunió con ambos jefes, policial y militar, en la casa de la familia Puello Herrera de La Maguana; donde el servicio dio testimonio de que O’Reilly, que vivía bajo los efectos del aguardiente y la concupiscencia, y era un comprobado aberrado maniático sexual, les incitaba: “No dejen ni a uno solo vivo de los mellizos, mátenlos a todos, que dios los premiará”.

Rodríguez Reyes fue muerto por los campesinos, que le cortaron la cabeza de un certero lance de machete; y el mismo Francisco Alberto Caamaño Deñó se salvó en uña de gato, recibiendo el machetazo que le marcó la frente a la entrada de su calva, desde aquel día hasta su muerte.

Valentía y talento, dice el renegado revisionista Narciso Isa Conde, que siempre exhibió en su vida, su héroe, y casi santo, Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Sin embargo, durante el oscuro y capcioso, incompetente e inepto, contradictorio gobiernucho del comprobado espía pagado de la CIA y viejo agente asalariado de los gobiernos del imperialismo yanqui, a través de su Departamento de Estado, para quien trabajó todo el tiempo; y que, para defender sus tenebrosas actividades quiso afirmar que ya el imperialismo no existía, sino que el llamado pentagonismo lo había desplazado; y, como el que le pagaba su sueldo y del que era empleado era el Departamento de Estado, pues no había que recordar que seguía recibiendo su sueldo del Departamento de Estado regularmente, como agente político a su servicio en forma incondicional. Resulta que, en dicho gobierno, durante el 1963, Francisco Alberto Caamaño Deñó dio culatazos, tiros, bombazos, torturas, encarcelamientos arbitrarios, a los empleados públicos de Fenepia, de la que el archi-traidor espía de la CIA y agente político de los yanquis, con suculentos pagos de por medio, dijo “le pasó como a Chacumbele, Fenepia misma se mató”. Otro tanto sucedió con los estudiantes de la UASD, como con los obreros de la desaparecida Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), con los obreros y trabajadores huelguistas del Sindicato Unido de La Romana, con los grupos y movimiento de izquierda; lo cual se extendió y cubrió el período de septiembre del ’63, fecha del Golpe de Estado, hasta el 24 de Abril del 1965. Nadie en su sano juicio se atrevería a afirmar que Caamaño siempre demostró valentía y talento, por cuanto acciones represivas y criminales contra el pueblo, como son sus actuaciones, desde y antes de la expedición del ’59 hasta el 24 de Abril de 1965, en buena lógica y a la luz del principio de clase de, con quién está, y al servicio de quién está, ese montón de actuaciones y actos de Francisco Alberto Caamaño Deñó no son ejemplos de valentía ni punto de partida para hablar de su supuesto e inexistente talento.

Otro alegato peregrino, y carente de fundamento, del renegado oportunista y traidor, adicto al colaboracionismo mercenario, es el de que, por Caamaño haber sido designado por el Poder del Estado y sus órganos coercitivos y reaccionarios al servicio del imperialismo y de la Iglesia Católica-Vaticano, como de la explotación y la opresión, héroe nacional, no cabe decirse que fue un borrachón, mujeriego, disoluto, desalmado, amante de privilegios, holgazán, vago, evasor de los sacrificios; y, además, porque terminó inmolándose.

¡Ah, la inmolación! Estos parámetros nada tienen que ver con el socialismo revolucionario marxista-leninista, sino con las babosadas del oportunismo burgués liberal; que se quiere pintar de reformador, y así, socialista.

Es sorprendente, no sólo la ingenuidad de baboso del renegado revisionista Narciso Isa Conde, sino la puerilidad infantil de sus triviales alegatos, al margen, totalmente, del carácter de clase de las actuaciones de los hombres, por pertenecer siempre a una clase; como el carácter de clase del Congreso, de los partidos políticos, del Poder Ejecutivo, del Poder Judicial, de cada Tribunal y cada Corte.

Estas son cosas de principios, que nadie se puede gastar el lujo de omitir; y ningún revolucionario que se diga ser tal, puede dejar a un lado, al momento de actuar o hablar.

Desde hace varias décadas, en las que no hemos dado de lado, ni evadido, la responsabilidad de juzgar y ofrecer nuestro punto de vista crítico, a la luz y conforme el materialismo histórico, hemos dicho y defendido, que la muerte no exime a nadie de responsabilidades ni de culpa; y, ni en el caso de Francisco Alberto Caamaño Deñó, como en el de Manuel Aurelio Tavárez Justo, vamos a hacer la excepción; ni porque les duela, salten, griten o pataleen, lancen calumnias y traten de montar oleadas de chismes los Narcisín, los Claudio, los Hamlet, los Chaljub ni los Fidelio Despradel, etc.

No dejaremos de hacer, con todo el espíritu crítico, y bajo la máxima de que cuchillo boto no saca sangre, nuestro enjuiciamiento de todos esos supuestos héroes, y casi siempre con pies de barro.

Los alegatos, para que no se destape la verdadera realidad histórica de Caamaño, son los mismos que los de los responsables y aprovechadores del desastre que resultó Manolo Tavárez Justo; y los graves daños y percances que, con sus idioteces y cretinismo estúpido, terminó causándole al proceso del movimiento revolucionario dominicano, los que tampoco se los vamos a pasar por alto; y es por la amplia base, que hace de denominador común entre ambos personajes, que más interés nos ha despertado, lo que los desencantados y defraudados a la franca están abocándose a hacer del conocimiento de una parte, por lo menos, de la opinión pública mediática y de la prensa mercenaria, amarilla y venal, por lo que algunos han simulado protestar ante la manipulación de sus opiniones.

 

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