EL DESENLACE DE LA LUCHA POR EL CAMINO DE OCTUBRE FUE LA HUMILLANTE DERROTA DEL NEOTROTKISMO DEL CHE GUEVARA Y LOS CASTRISTAS

Manolo Tavárez Justo quedó atrapado seducido por la podrida influencia de Polo Rodríguez y asumió el camino de la aventura guerrillera sin importarle el resultado perjudicial para el movimiento democrático y revolucionario

27-12-2013

 

En la osada aventura permanente, de desconocimiento sistematizado de la doctrina de Lenin sobre la revolución en la época del imperialismo y de transición al socialismo, cuyas bases se ensancharon hasta incorporar, como campo de dicha doctrina, también o a la vez, como parte de la misma, la doctrina de los procesos revolucionarios democrático-populares de liberación nacional de las colonias y neocolonias, como de los pueblos y países subyugados y oprimidos, tanto por los viejos países colonialistas, como por los países imperialistas que lo recrean, con el neocolonialismo; y ambos grupos, en colusión y maridaje con los estamentos oligárquicos nativos de cada nación subyugada, portadores de regímenes despóticos oligarquías, llamados así por cuanto se basan en los privilegios para una élite o exigua minoría, y la opresión y negación de todo derecho y medio de sustentación progresiva para la inmensa mayoría de la población de estos países atrasados en la escala de desarrollo capitales y de la historia universal; los grupos y movimientos, apéndices articulados en el engranaje del sistema capitalista, que pujaba por terminar aplastando las rémoras medievales y del atraso, como el oscurantismo que postulan los grupos religiosos cristianos, particularmente la Iglesia Católica-Vaticano, que es un elemento componente estelar del viejo colonialismo, en el campo de América Latina y El Caribe, lo que explica su papel alcanzado (dada su innegable experiencia en la práctica de la opresión y la explotación, como en la elaboración de doctrinas contrarrevolucionarias y contrarias a la humanidad) de Estado Mayor de los estamentos oligárquicos y de la permanencia del régimen oligarquía y dependiente del imperialismo; fue ese rechazo a la íntegra y certera doctrina de la situación revolucionaria, como requisito para el triunfo de la revolución, lo que sirvió de base de sustentación a los empecinados esfuerzos de los aventureros que, bajo los más diversos pretextos, apelaban al desconocimiento o violación de la doctrina revolucionaria y a las embestidas directas y taimadas contra dicha doctrina de la revolución social y de liberación nacional, de Lenin y Stalin, lo que sirve para explicar, la concurrencia febril a esa cruzada contra la política y la ideología marxista-leninistas, por parte de los portadores de toda suerte de frenéticos y obsesionados oportunistas, especialmente de los que enarbolaban el trotskismo, quienes fueron derrotados por el leninismo durante su proceso de elaboración, en la época de esos dos maestros de la doctrina de la revolución proletaria y de liberación de países y pueblos, con las perspectivas del socialismo.

Ni el Raúl Pérez Peña (alias El Bacho), ni el narcisista e impensante amanerado de Daniel Matías, como tampoco el comerciante, sirviente del capital financiero imperialista, como gerente burócrata del consejo general de privatización de la salud, el cojo Rafael Pérez Modesto; como tampoco José Daniel Ariza y su par o epígono, Germán Arias (alias Chanchano), muestran tener conocimiento alguno de lo de la doctrina de la situación revolucionaria, requisito imprescindible del triunfo de cualquier revolución, y, por ahí, evaluar su nivel de conciencia revolucionaria.

En dicha teoría de la revolución de Lenin y Stalin, aparece como eje estratégico y básico, lo de la ley de la situación revolucionaria. Alrededor de la que, tras el triunfo, con la preponderancia de lo casual y lo fortuito, de la Revolución en Cuba, este país, casi inmediatamente del arribo al Poder de los Castro y Guevara, que habían sido en conjunto mussolinistas, como trotskista el segundo, se hizo escenario de una enardecida lucha, en la que, esto últimos, ocupando una posición preponderante, pretendieron decretar la caducidad de la teoría de la situación revolucionaria de Lenin, aduciendo para tal fin los más absurdos, peregrinos y ridículos alegatos; puesto que, si algo es comprobable, es que el atraso, la ignorancia y el oscurantismo apelan a las más descabelladas seudo-teorías para tratar de impedir el triunfo y aceptación de las verdades de las ciencias, no importa del campo de que se trate, pero, por sobre todo, el campo de las ciencias sociales, como es el de la política, en el que las leyes que la rigen y forman su protocolo, tienen una versatilidad de formas que no poseen las del campo de las llamadas ciencias exactas o de la naturaleza, empezando por el hecho de que, mientras las leyes de la naturaleza, como, por ejemplo, la de la gravedad, o cualquier ley biológica, química o fisico-química, se cumplen de inmediato o en un breve espacio de tiempo, como puede ilustrar la de la gravedad, que ha existido siempre, pero que sería descubierta y expuesta por Newton, no sucede lo mismo en el campo de las ciencias sociales.

La síntesis más elevada de la doctrina anti-leninista y contrarrevolucionaria de la revolución, vendría a ser la Segunda Declaración de La Habana de Fidel Castro, del 1962. Previa a esta fecha y en los tiempos subsiguientes, a ese adefesio de esencia trotskista, a la que sus autores le colocaron un disfraz de leninismo, para terminar convirtiéndola en un arlequín, Cuba fue escenario de la ventilación, en forma virulenta, de toda la larga polémica y lucha de Lenin y Stalin contra los mencheviques, oportunistas y trotskistas, que abarcó desde el 1895 hasta la muerte de Stalin, que fue el discípulo directo más fiel, abnegado y brillante de su maestro, Vladimir Ilich, Lenin.

Fue cuando el aventurero esquizofrénico Che Guevara derrochaba alucinaciones y delirium tremens, en su exaltación del superhéroe pequeño-burgués y desclasado que, ante la imposibilidad fatal, ante el hecho de no poder detener las ruedas de la historia, se empecina en sacarlas de su eje con tal de obstruir y sabotear la validez natural de la teoría que ubica, paso a paso, en forma sistemática, los recónditos secretos, hasta entonces ocultos a los ojos de la gente común y corriente, y ofrecer dichos secretos, que ya por lo menos, para la inteligencia humana, no son tales, en una doctrina y método que evita las pérdidas innecesarias, que asegura el avance progresivo, con pisada tan firme como segura, en la lucha, bajo todas las formas y grados de intensidad, frente a los más poderosos enemigos como jamás han tenido los pueblos y clases explotados y oprimidos, en su prolongada búsqueda de su emancipación y alcanzar la añorada igualdad. Esta teoría, producto de la articulación multilateral de esas verdades ocultas, y secretas antes de ser captadas y ubicadas, es así la síntesis más elevada de las experiencias acumuladas y discernidas por el pensamiento y la inteligencia humana, que es la doctrina del marxismo-leninismo o materialismo dialéctico e histórico.

Fue memorable ese debate internacional que, en la Cuba castrista, no pudo ser eludido, aunque en más de una forma, e incluso con el asesinato, protagonizado por los actuales, aún jefes de ese proceso, a despecho de la infortunada infamia ignominiosa de Fidel Castro insultando al más grande marxista-leninista de la época, Mao Tse Tung, tildándolo de arteroesclerótico y de negador de la ley biológica de que, hasta el sol se apaga, el 1ro. de Mayo del 1965, cuando el Presidente Mao cumplía los 75 años. No obstante, la basura humana del maricón Raúl Castro sobrepasa los 80 y el Rasputín de la traición y la inescrupulosidad, del mercenarismo, Fidel Castro, anda rumbo a los 90, y siguen haciendo cuantas diabluras anticomunistas les son aceleradas por su condición de renegados revisionistas y archi-traidores, curtidos en el mercenarismo sin principios, y siempre, obcecadamente, en contra de la doctrina del marxismo-leninismo.

La polémica se desarrolló entre la bandera del camino de octubre de Lenin y Stalin, de un lado, y del otro, del revisionismo del jruschovismo y el trotskismo ultra-traidor y provocador, upado por Fidel Castro y el Che Guevara.

La majestuosidad lógica y científica del leninismo barrió, en lucha ideológica desigual, con las basuras y podredumbres esgrimidas por el aventurero y provocador anti-comunista Ernesto Che Guevara, que hizo de inmundicias echadas por los albañales de las podredumbres.

Se auto-engañaban sus acólitos y traficantes aventureros en el país, que conjeturaban que, a los jóvenes revolucionarios, aún siendo catorcistas, como en general dentro de la sociedad dominicana, no tendrían oportunidad de empaparse de la contienda ideológica y agudizar su comprensión de la doctrina guía, como de la naturaleza rapaz y provocadora de los aventureros y charlatanes de doble y triple moral, como Polo Rodríguez Sánchez y su pandilla que, efectivamente, había deslumbrado y convertido en rehén de la sarna revolucionaria seudo-izquierdista y realmente aventurera, a Manolo Tavárez Justo, quien demostró, en una asamblea efectuada en el local del gremio de los odontólogos, en los primeros meses del ’63, que estaba infectado de la peste aventurera del lumpen y desclasado Polo Rodríguez, que había devenido en un mercenario vulgar de las locuras y alucinaciones del grupo de los cubanos del Che Guevara.

En la batalla ideológica, ventilada en los círculos cubanos, que llegó a reflejarse, aún con la máxima discreción, en las publicaciones cubanas, salió a relucir lo del  camino de octubre y la naturaleza contrarrevolucionaria de Trotsky y el trotskismo; como por igual, y en contrapartida, la imagen de Stalin, y su célebre artículo al respecto, que se encuentra en el compendio de “Cuestiones del Leninismo”, en sección aparte de dicho libro.

Fue patéticamente penoso ver a Polo Rodríguez fuera de sí, por su desesperación, ante sus inocultables debilidades frente a cualquier conocedor del camino de octubre.

Manolo Tavárez Justo, que estaba comprometido con el menor esfuerzo intelectual, y ávido de gloria y fama, salió al paso a la discusión con Polo Rodríguez en el momento en que ésta tomaba vuelo, y era evidente que se profundizaba, teniendo su teórico la peor parte, a manos de simples estudiantes universitarios, que ya habían dado importantes pasos en el estudio de la doctrina del marxismo-leninismo, a través de los textos de los maestros Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tse Tung, que ya circulaban en todo el país. Y Manolo Tavárez Justo no quería, por su propia autoestima, que ese precedente quedara allí sentado. Y, sin embargo, ya era tarde, el precedente, y la desautorización como teórico a Polo Rodríguez, estaban hechos.

 

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