EL RESPALDO DE JUAN MIGUEL CASTILLO PANTALEON Y SU "RED POR LA SOBERANIA" A LA LEY DE NATURALIZACIÓN DEL TRAIDOR A LA PATRIA DAÑINO MEDINA DEMUESTRA QUE SIEMPRE HAN SIDO CREATURAS DE LOS SECTORES OLIGARQUICOS Y SU MATRIZ QUE ES LA IGLESIA CATOLICA-VATICANO

Son las masas populares las que hacen la historia, no las ridículas y presuntuosas individualidades

La acción abominable de criminal de lesa patria del Gangster Murmullo es peor que la de Pedro Santana

19-05-1014

 

Los llamados “nacionalistas”, de la Red de la soberanía, no pueden negar que son todos creaturas de lacayos del imperialismo norteamericano, de los imperialistas de la Unión Europea, pero, por sobre todo, procedentes de las entrañas podridas de la Iglesia Católica-Vaticano y de los círculos más cavernarios de la reacción oligárquica.

Habiendo tenido una larga trayectoria como tales, equivalente a sus mismas vidas, nada nos extraña, ni nos debe tomar por sorpresa, pues tampoco se puede dejar a un lado ni obviar, que todos comen y beben de las manos de los imperialistas y de la Iglesia Católica-Vaticano, como de los reaccionarios oligárquicos, de los que siempre han sido sus más miserables sirvientes.

Ahora, que el despreciable hombre babosa, desalmado, amoral, ladrón, asesino, corrupto, pusilánime, cobarde, estúpido, Gángster Murmullo; cuya bizquera hace pensar en la cábala de que en los bizcos no se puede confiar, y que son traidores por antonomasia; todo lo que cuadra y se resume en el gobierno actual y su abominable cabecilla, el Dañino Medina, que acaba de traicionar definitivamente a la patria, asumiendo una acción peor que la anexión a España de Pedro Santana, disponiendo un Proyecto de Ley para anular la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional; y, de hecho, entregar la República Dominicana a las hordas salvajes de los haitianos; esos nacionalistas de la Red de Defensa, de lo que llaman, a su entender capcioso, Soberanía, que se nos hace que no es más que la teta de la que chupan, privilegiadamente, dentro del Estado, sin que en su peculiar miseria humana de grupo, erigida en concepción y postura supuestamente nacionalista, haya de por medio principio alguno, firme ni claro, respecto a la nación; como, mucho menos, respecto a que, en términos y perspectivas humanos, sólo el pueblo, sus masas populares, representan y encarnan la nación dominicana. Y, ante la flagrante e imperdonable traición a la nación dominicana, a su derecho a la existencia, a la autodeterminación, encarnada en forma descarada, insolente y desvergonzada, en el proyecto de ley de naturalización, y de darle la nacionalidad dominicana a enconados e incorregibles, recalcitrantes enemigos de la nación dominicana, como perdularios violadores de todas las leyes, normativas jurídicas y de la Constitución dominicana; para que, en trulla, hayan esos conspicuos y abnegados nacionalistas mamantes, y empedernidos reaccionarios, procedido a pasar, empleando todo tipo de maniobras y esgrimiendo alegatos peregrinos, a hacer suya la traición de los vende-patria en el Poder y, en particular, del lacayo y rufián que encabeza el Poder del Estado, el más traidor y entreguista como, por igual, no menos criminal, aunque más taimado que Pedro Santana; esto es, Dañino Medina.

Es que en el grupo o banda de la Red de sus soberanas individualidades, hay, además de los compromisos y ataduras con los enemigos, explotadores, asesinos, opresores, agentes y lacayos del imperialismo norteamericano, de los imperialistas de la Unión Europea, de los agentes de éstos del PNUD, de la OEA y, por sobre todo, de la Iglesia Católica-Vaticano, una ancestral impostura anti-popular y anticomunistas antológica; aberraciones ideológicas cavernarias que giran alrededor de la negación de las verdades comprobadas, de que son las masas, y no las ridículas y mercenarias individualidades, las que hacen la historia. Rechazan y no admiten que, sin auto-determinacón de las masas, no hay soberanía; y que de la directa incorporación de las masas populares a la lucha por la soberanía nacional es que ésta puede llegar a buen término.

La obcecada y recalcitrante impostura de los epígonos de la Red de sus soberanas y exageradas individualidades, totalmente enajenadas y contrarias a los intereses populares, no tienen ni siquiera el recato ni el pudor, al momento de tergiversar la realidad de los hechos, de los que se nutre la historia.

Los de la Red de sus soberanas individualidades han puesto de manifiesto su resquebrajadiza naturaleza y variabilidad de marea, como buenos oportunistas y arribistas.

Un presunto honorable nacionalista, y que se exhibe ostentosamente como un jurista escrupuloso, como es el caso del llamado Juan Miguel Castillo Pantaleón, no tiene mayores inconvenientes en mentir y tergiversar, sin ningún miramiento, los hechos y pormenores de la traición; peor que la de Pedro Santana, llevada a cabo por el rufián y truchimán, mediocre y estafador, que ocupa la Presidencia de la República. Esa prominente figura, de Juan Miguel Castillo Pantaleón, miente, y llega al extremo de confesar que, para él y sus puntos de vista, el pueblo no cuenta ni mucho menos importa. Por lo que ese flamante nacionalista tiene los timbales del descaro de, demostrando su total falta de inteligencia y perspicacia, si no corroborando su grosero adocenamiento, producto del cultivo de la más escandalosa vulgaridad, llega a afirmar que: “debemos sentirnos satisfechos de que las autoridades escucharan y consultaran todos los sectores; y que su iniciativa -la del archi-traidor pálido pelegato boschista, cabecilla del gobierno traidor a la patria, Dañino Medina, Gángster Murmullo- finalmente preservará el interés nacional”.

Como es harto conocido, este granuja de siete suelas sólo consultó, exclusivamente, a los sectores oligárquicos, en los que descansa el régimen oligarquía anti-nacional y anti-popular. Por lo que el presunto honorable y comedido jurista, Juan Miguel Castillo Pantaleón, incurre en imperdonables mentiras, que dan a entender que su naturaleza es todo lo contrario de un hombre honesto, decente y honorable; y que, rindiendo culto a su provincia natal, que, al parecer, es tierra fértil de estafadores y sepulcros blanqueados, con profundos e inseparables vínculos con la ignominia y las peores infamias, se cimbrea y se solaza demostrando que su punto tiene el común y único denominador de que, para su estrecho interés de aldeano montaraz, como buen terrateniente salcedense, las masas de ciudadanos poco o nada cuentan; son sólo y únicamente las supuestas personalidades ilustradas. Todo lo cual es el núcleo ideológico de todas las aberraciones, desde el nazi-fascismo al terrorismo y a la estupidez.

Con criterios de exclusión, y no darle ninguna importancia a las masas, es que nos encontramos con esta casta de presuntos hombres honorables, que, en realidad, forman los especímenes de la raza de los hijos de la gran puta.

En el caso de Juan Miguel Castillo Pantaleón, nos resistíamos a creer que su arrogante insolencia, de presumido y estúpido, llegara a tan olímpica y grosera desfachatez, de desprecio a la población; lo que es propio, como hemos dicho, de los hijos de la gran puta.

 

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