LA PROPUESTA DEL EPISCOPADO ANTI-DOMINICANO DE LA IGLESIA CATOLICA DE UN PROYECTO DE NACION ES LA CONTINUACION DE SU CONSPIRACION IMPENITENTE CONTRA NUESTRA NACION

Lo que significa el tal proyecto de nación es exactamente el adefesio indigerible para los dominicanos de la fusión de Haití con la República Dominicana bajo la cobertura del llamado estado pluricultural

20-02-2014

 

La grosera afrenta del Episcopado llamado dominicano, de la trasnacional extrajera Iglesia Católica-Vaticano, de pretender imponernos a los dominicanos un proyecto de nación, es un acto de injerencia e intromisión en los asuntos propios de la nación dominicana, que atenta contra el legítimo derecho de la nación y Estado dominicanos a la autodeterminación y el pleno ejercicio de su soberanía.

Ninguna institución extranjera, como lo es la Iglesia Católica-Vaticano, puede ser la que trace las directrices de lo que tenemos que hacer los nacionales dominicanos, que contamos con un proceso nacional de más de 3 siglos de desarrollo, que es el que ha dejado en cada caso demostrado que la nación dominicana, siempre, ayer como hoy, cuenta con la suficiente solidez de saber y poder enfrentar sus propias vicisitudes.

Si, en los últimos 60 años, el Estado dominicano y sus instituciones, incluyendo las Fuerzas Armadas, no han podido desplegar a toda vela su potestad soberana nacional, ha sido, precisamente, por la entronización parasitaria de la Iglesia Católica-Vaticano en los mismos, impuesta por el ilegal, ilegítimo como inconstitucional Concordato.

Cuando la Iglesia Católica-Vaticano está hablando de nuevo proyecto de nación, no se engañe nadie, se trata del adefesio que han dado en llamar estado pluricultural, que no es otra cosa que la fusión con Haití y los haitianos, para destruir definitivamente a la nación dominicana y su Estado nacional, y así perpetuar su parasitismo vividor a costillas de los dominicanos; privilegios que esperan que los monopolios imperialistas de la mega-minería, tanto de Estados Unidos, como de Canadá y de la Unión Europea, les concederían, a cambio de entregarles la isla, para convertirla, a la vuelta de 20 años de superexplotación minera, en un desierto, en donde no pueda habitar ni el más primitivo de los seres vivos.

A la Iglesia Católica-Vaticano no le importa la nación dominicana. La Iglesia Católica-Vaticano nunca ha dejado de conspirar contra la nación dominicana. Lo hizo en el siglo XVII con las llamadas devastaciones de Osorio; en el siglo XVIII, facilitando la intromisión francesa en el territorio de la isla de Santo Domingo, hasta que Francia fundó la colonia francesa de Saint Domingue, que luego sería Haití.

Asimismo, secundó la invasión de Toussaint Louverture a principios del siglo XIX, declarando éste la religión católica como oficial en territorio de los dominicanos.

Abortó el primer proyecto de Estado nacional, inaugurado con la declaración de independencia de 1821, llamando, a través del Arzobispo Valera, a las hordas haitianas a que invadieran la recién proclamada República Dominicana.

Asimismo, esa misma Iglesia Católica, fue la artífice de la anexión a España; y, al salir fortalecida, no sólo la nación dominicana, sino su Estado nacional, de la lucha patria contra el agresor español, que había enajenado nuestra soberanía y pisoteaba el derecho a la autodeterminación de la nación dominicana, como su derecho a la no injerencia y no anexión, desde el mismo momento, en que salen las tropas españolas de la República Dominicana, la Iglesia Católica se dedica a conspirar contra la nación dominicana promoviendo ahora la invasión de los haitianos, ahora bajo la cobertura de pacífica, al imponernos su intromisión, no por las bayonetas, si no con el predominio numérico de la población y la retranca del salvajismo cultural de los haitianos.

La Iglesia Católica, ya Vaticano, encuentra, en el siglo XX, la oportunidad de sellar esta conspiración contra la nación dominicana, imponiéndonos la dominación imperialista yanqui a través del peón Trujillo, al que pusieron a encabezar la dictadura que, de manera mancomunada, -imperialismo yanqui e Iglesia Católica-Vaticano- nos impusieron durante 31 años; en medio de la cual, la Iglesia Católica-Vaticano logró entronizarse en el Estado nacional dominicano, primero con el reconocimiento, apenas en los primeros 6 meses del gobierno del dictador Trujillo, de la personalidad jurídica temporal a la Iglesia Católica-Vaticano, y luego la firma del ilegal, ilegítimo e inconstitucional Concordato, como sus aditamentos. el Vicarito Castrense y el Patronato Nacional de Educación Católica o Patronato Nacional San Rafael.

Y hoy, ya para nadie es un secreto, que la sentencia del Tribunal Constitucional, reafirmando la continuidad constitucional, en materia de quiénes son nacionales dominicanos, lo que ha venido es a rasgar el velo y dejar al desnudo, de que todas las actas de nacionalidad falsas, las cédulas falsas y el pasar por dominicanos a quiénes no lo son, violentando todas las disposiciones emanadas del ordenamiento jurídico del Estado nacional dominicano, han sido la Iglesia Católica-Vaticano, conjuntamente con las sectas protestantes, las artífices de tales iniquidades anti-institucionales.

Cuando el Episcopado de la Iglesia Católica-Vaticano en nuestro país, habla de luchar por los derechos humanos, lo que está es incitando a los haitianos, que han penetrado ilegalmente en nuestro país, a que se rebelen, no acaten las disposiciones del Estado dominicano, ni respeten la soberanía nacional dominicana.

Asimismo, la campaña internacional contra la República Dominicana, acusándola de violación a los derechos humanos, de explotación esclava en nuestro país, ha sido orquestada y amenizada por instituciones apéndices de la Iglesia Católica-Vaticano y directamente por sus curas y monjas; esos mismos que viven a costillas de los impuestos que pagamos los dominicanos, creando las condiciones para hacernos pasibles de condenas judiciales internacionales.

¿De qué proyecto de nación puede hablar la Iglesia Católica-Vaticano, y no sea de una engañifa, cuando todo el tiempo lo que ha hecho es presentar la existencia de la República Dominicana como una injusticia en contra de los haitianos?

Han sido los curas jesuitas, y no otros, quienes sólo obedecen a su Papa, por encima de Constitución y leyes, los que han presentado el proyecto de suplantar la identidad dominicana por la supuesta sociedad multicultural.

Los dominicanos no sólo debemos rechazar la afrenta de pretender, una institución extranjera como la Iglesia Católica-Vaticano, decir lo que tenemos que hacer en nuestra nación; sino también que tenemos que entender que hoy, más que nunca, se impone la anulación del Concordato, y con ello, la definitiva separación de Estado e Iglesia.

La defensa de la soberanía nacional y el derecho a la autodeterminación del  Estado dominicano, obligan a extirpar, de las entrañas del Estado nacional dominicano, este cáncer que carcome sus entrañas, como lo es la Iglesia Católica-Vaticano.

 

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