MANOLO TAVAREZ JUSTO

En su miopía política y atraso ideológico,  mezquindad, sectarismo y el oportunismo que campeaba en su séquito de arribistas, no supo asumir el legado de lucha democrática y de liberación nacional del Programa de los expedicionarios de junio del 1959

01-08-2013

 

Fue y sigue siendo una franca, y no menos descarada acción ideológica y política, propia del sectarismo estrecho, propio del espíritu mezquino como de carácter usurpador y estafador, el empleo que le diera Manolo Tavárez Justo, alentado y respaldado por el coro de sujetos que estructuró su séquito de cortesanos arribistas y trepadores, de dudosas convicciones políticas, y de naturaleza patriótica y democrático-populares, a la emblemática y significativa expedición de junio del año 1959, en la que prácticamente ninguno, por no decir otra cosa, de los que constituirían el Movimiento Clandestino 14 de Junio a fines de ese mismo año, o el 1ro. de enero del 1960, tuvo participación activa en la memorable acción expedicionaria, que fue rápidamente controlada y eliminados sus valientes integrantes, que eran movidos por una encendida y alucinante mezcla de patriotismo y anhelo de democracia y libertad, como de odio apasionado y justo contra la dictadura tiránica, que bajo la del sátrapa Rafael Leonidas Trujillo Molina, aplastaba y masacraba a la población durante casi 30 años para la fecha, además de que depredaba la nación, en aras del beneficio e interés exclusivos del imperialismo norteamericano y de la Iglesia Católica-Vaticano, que eran los reales poderes detrás del trono despótico-criminal de aquella nefasta dictadura, desde antes que la conspiración del 23 de febrero del 1930 la instaurara.

El asumir como suyo el programa de los expedicionarios de junio, que era el del llamado Movimiento de Liberación Dominicana, de la expedición del 14 de Junio como su plataforma, esgrimirlos como su bandera, implicaba un trascendental compromiso que requería, de parte de quien reivindicara el heroísmo, la abnegación como la entereza de decisión de lucha de los expedicionarios del 14 de junio del 1959, la mayor amplitud de miras, el más recio espíritu de sacrificio, el más abnegado alejamiento de los impulsos dictados por los bajos instintos y nutridos en las más ignominiosas bajas  pasiones y egoísmos.

Extraña, pero no incomprensiblemente, en el Movimiento Político 14 de Junio de Manolo Tavárez Justo y su equipo, primó todo el tiempo un sectario sentimiento mezquino de recelos y distanciamiento de los que habían creado y alentado, o de una u otra manera contribuido, a la expedición en cuestión.

Al adoptar el nombre, el programa político de acción de los expedicionarios del 59, no sólo en la heterogeneidad beligerante del poco tiempo, de apenas 2, 3 ó 4 semanas de duración, contando desde el día que habría quedado constituido el Movimiento Clandestino 14 de Junio, hasta el día de su desvelamiento y desarticulación por parte de los cuerpos represivos de la dictadura, en especial de su servicio de inteligencia, sino, prolongándose y proyectándose aún mucho más allá de la desaparición del que fungía como cabecilla de aquel régimen oprobioso y la desarticulación de su poder y sus integrantes, queriendo con vista a futuro inmediato y a largo alcance erigirse en los abanderados de la emancipación social y de la liberación nacional, siempre bajo el árbol ejemplarizador de la expedición de junio y su programa político. No entendieron que esto conllevaba no sólo el tremendo compromiso de lo que aquello a primera vista venía a significar, si no el compromiso vivo y militante de desarrollar la conciencia de lucha, los niveles de organización de las masas populares y el tener que coadyuvar, bajo todas las formas y medios, al desarrollo del movimiento popular y democrático, sorteando los enormes peligros que objetivamente eran bien conocidos y estaban perfectamente delineados en sus naturalezas y sus características particulares; todo lo que requería necesariamente, no sólo de una ideología revolucionaria, sino de una ideología revolucionaria de vanguardia, al margen de la que no podría sobrevivir el movimiento, enraizarse en lo más profundo del pueblo trabajador. Y esa ideología sólo y únicamente podría ser la que desechara el colaboracionismo de clase y el socialreformismo, apéndice del régimen que imponían el imperialismo y el parasitismo oscurantista y supersticioso como retrógrado de la Iglesia Católica-Vaticano y del cristianismo. Se trataba pues de la única ideología científicamente revolucionaria que plantea, aborda y resuelve los problemas económicos, políticos, sociales, organizativos y nacionales en su fondo más profundo y en su contenido de mayor significación, doctrina que no podía ni puede ser otra que la doctrina del marxismo-leninismo o socialismo científico resumida y sintetizada en el materialismo dialéctico y el materialismo histórico.

A quienes habíamos hecho nuestro el ejemplo de los expedicionarios de junio y el legado de las víctimas del sanguinario y criminal régimen dictatorial de 31 años, del imperialismo yanqui y de la Iglesia Católica-Vaticano, deliberada y pérfidamente reducido al logo o estereotipo de la dictadura de Trujillo, era motivo de desasosiego, desconfianza y suspicacia, que mientras, a los allegados e hijos de los funcionarios de la dictadura de marras se les permitía figurear en los actos y actividades conmemorativos de la expedición de Junio del 59, a quienes habían sido parte activa de aquel proyecto que cayó en el curso de la acción y supo abonar con su sangre, con su desprendimiento y su ejemplo de arrojo, la tierra dominicana, y así abonar el árbol de libertad, se le marginaba y se incitaba de manera silenciosa algunas veces, y otras en formas abiertas y atropellantes, a su exclusión, como si hubiese el siniestro pacto convenido en borrarlos de la faz de la historia del movimiento; contando a partir del cálculo en las aguas congeladas del más espurio interés en que, al fin y al cabo, tendrían que optar por auto excluirse y pasar a ser espectros, víctimas de una siniestra conspiración por borrarlos de la historia.

De parte de Manolo Tavárez Justo y su corte de pequeños burgueses y burgueses fracasados, carentes de ideología definida, se reflejaba, escenificándose en el ámbito socio-político, el caso que marca la contradicción esencial del capitalismo, que estriba en que, mientras la producción es social, el producto de ésta resulta propiedad individual y privada. Del mismo modo, el reflejo ideológico de esta contradicción, que acompaña todo el tiempo al capitalismo como sistema de la esclavitud asalariada, viene a ser la ideología de querer apropiarse, con carácter de propiedad y patrimonio individual y personal, del aval y el acervo de las luchas y sacrificios en contra de la dictadura yanqui-católica que tuvo la figura de Trujillo como su naturaleza.

Manolo Tavárez Justo, pisando en esa tierra movediza de los pantanos insondables de una megalomanía y de culto a su alter ego, perdió esa inicial batalla, y terminó quedando de hecho en ser un eventual rehén de los aventureros y desclasados que no estaban aptos para llegar a alcanzar una interpretación correcta y revolucionaria, de repudiar el colaboracionismo que trae en su alforja las concepciones serviles de la "real política" y de la que son exponentes los realpolitiker, o sea, los politiqueros.

Esta crucial disyuntiva se ha de resolver haciendo acopio del postulado que, precisamente, Lenin respondió a quienes le invitaban a irse al pantano con ellos y olvidarse de la lucha política contra la explotación y la opresión. La única política justa seria, revolucionaria y de contenido ético es la política basada en los principios, en los principios de la lucha política cuyo núcleo es la defensa y representación de los intereses inmediatos y futuros de la clase obrera y de los trabajadores; nunca de la burguesía, de los terratenientes ni del imperialismo y sus monopolios como del parasitismo retrógrado y reaccionario de la Iglesia Católica-Vaticano.

Por esos factores ideológicos y políticos, Manolo Tavárez Justo y sus cortesanos, mezcla de derechistas y aventureros, dada su terrible miopía ideológica causada y agravada por su estrechez de miras y sus mezquindades egoístas de querer llenarse de gloria y fama, renegaron de todo cuanto fuera asumir y adoptar de suyo la lucha política bajo sus propios estimados y principios, contradictorios con los postulados y falacias de social traiciones de la política burguesa, esto es, de la política realista, terminando en la encrucijada que se debate como alternativa, erigir la brega política como patrimonio de la burguesía social traidora, bajo la premisa de que hay que adaptarse y constreñirse a lo que disponen y están dispuestos y le es posible aceptar, tanto el imperialismo como la Iglesia Católica-Vaticano, encabezando los estamentos sustentadores del régimen oligarquía, o bien recurrir a la caricatura, con rango de comedia bufa, que han dado en llamar su ridículo “intento de tomar el cielo por asalto”.

No obstante haber escenificado en lo que, como burla, se puede denominar la insurrección de Manolo Tavárez Justo y sus cortesanos, por la vuelta a la Constitución del 63 y el restablecimiento en el poder del espía pagado de la CIA y agente a sueldo del imperialismo norteamericano, Juan Emilio Bosch Gaviño, sobresale el hecho de que los manolistas y lo que fuera el Movimiento Político 14 de Junio, cuyos vínculos con la expedición del 59 ameritan un profundo esclarecimiento, están empeñados en distorsionar y falsificar la historia del período histórico de la dictadura, en la que Trujillo hizo de peón y carnicero del imperialismo y de la Iglesia Católica-Vaticano, queriendo hacer aparecer que el catorcismo manolista fue la esencia de la lucha de resistencia contra dicha dictadura de Trujillo.

Todo ello es producto indudable de un estúpido sectarismo que no resiste ni un comentario independiente.

Y nada extraño encierra para nosotros, ya que recordamos, que el 26 de diciembre del 1996 el paranarco-terrorista y saqueador como ladrón de los fondos públicos, vil mercenario y asesino, Leonel Antonio Reyna, alias Leonel Fernández, en un brebaje político de 35 párrafos que pronunciara en el Club Mauricio Báez, conteniendo más de 125 mentiras, a razón de 3 y media a 5 garrafales mentiras por párrafo, sumando una totalidad mayor de 125 mentiras, sobresaliendo entre ellas, la de que, en la República Dominicana y en el pueblo dominicano se había empezado la lucha por la democracia y la libertad a raíz de la llegada al país del espía de la CIA y agente pagado del imperialismo yanqui, Juan Emilio Bosch Gaviño.

          Los catorcistas y manolistas, dada su monumental indigencia política y su orfandad de ideología, no sienten sobrecogimiento ni apuros por tan irracional como ilógica impostura, para la que dicho sea de paso, carecen de lógica explicación.

 

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