QUE NO NOS SALGAN LOS DEL DISCIPULADO DE ADMIRADORES DEL TRAIDOR JUAN BOSCH CON ESO DE QUE NO COMPRENDEMOS QUE ES EL BOSCHISMO A través de una prolongada brega política y enconada lucha ideológica hemos calibrado exactamente al boschismo como la plataforma de la traición el crimen y el robo implementada por todos los seguidores del felón Juan Bosch y los resultados lo demuestran 03-06-2014
Para Minou, Luis Schecker Ortiz, Marino, Rodríguez, el aspirante a senador Pálido pelegato boschista por Moca, al nieto, digno disputador, igual que su abuelo, el architraidor y espía además de agente político mercenario, Matías Bosch. Bregando y bregando; y mientras, los goliardos, que son esos pichones de siquitrillados diletantes, como filisteos del boschismo, y que, por lo tanto, forman su discipulado, seguidores y admiradores, como sus fanáticos, hacen desastres tras desastres de todos los calibres y magnitudes: roban, matan, auspician que se robe y que se mate, asesinando y ejecutando ciudadanos por parte de los cuerpos represivos y fuerzas del orden, que son formalmente apéndices del Poder Judicial, según la institucionalidad estructurada por la Constitución civil; en tanto los gobernantes, presidentes, sean pálidos pelegatos boschistas, o sus otros discípulos, primeros en el orden cronológico, desde sus fechorías de espía pagado del espionaje de la CIA y a sueldo, por cuenta de mercenario de la política del imperialismo norteamericano; y que son los perrodé los Peña Gómez, de los hijos de la gran puta de Rafael Hipólito Mejía, o del gángster Miguel Vargas Maldonado; si no, del heredero de la fortuna amasada por su padre, del robo y saqueo del Estado, como de la prevaricación y el tráfico de influencias, desde y a través del Estado, que es Luis Abinader, el digno hijo de su padre, el crápula de siete suelas Rafael Abinader; como, en el más de 80% de sus partes, las sabandijas seguidoras del canalla e infame tirano alimaña Joaquín Balaguer, de quien hemos dicho en reiteradas ocasiones que, éste -Joaquín Balaguer- junto al imperialismo yanqui y la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, si el espía pagado de la CIA y agente a sueldo del Departamento de Estado norteamericano, esto es, del mismo imperialismo yanqui, Juan Emilio Bosch Gaviño, no hubiese existido, ellos lo hubiesen creado, o se lo hubiesen inventado, porque siempre les fue imprescindible. Aunque al abogado reformista, amigo del ex-ministro de Leonel Antonio Reyna, Luis Sifré, no le guste, y se empecina en que no le digamos, una y otra vez, a su maestro, Juan Emilio Bosch Gaviño, traidor, felón, espía pagado de la CIA y agente político a sueldo del Departamento de Estado del imperialismo yanqui; puesto que lo que él fue, lo fue, y lo es. Y siempre fue tal. Y por ello no hay quien nos haga que no lo digamos y repitamos, en tanto lanzan, en forma esquizofrénica, su alucinante expresión de que los pálidos pelegatos nunca han sido boschistas. Procediendo nosotros a demostrar que, tanto los pálidos pelegatos boschistas, como los perrodé y los mismos balagueristas, son tan delincuentes y canallas, precisamente, por ser discípulos, alumnos, fanáticos y seguidores conscientes, de esa aberración que es el boschismo. Que incurren en el descaro de afirmar que es una ideología o una concepción político-ética, cuando, en realidad, su contenido no es otro que la misma copia al carbón de todo el reaccionarismo retardatario. que pasa por, y se nutre, del fascismo y del oportunismo, como falta total de principios, y como lo más podrido y pestilente del liberalismo burgués y pequeño-burgués que, en bancarrota y prostituido, degradado y degenerado, en su desesperación, tratan de levantar cabeza y emerger como oportunismo socialista, como social-traición, como felonía antinacional y anti-dominicana, como escepticismo y agnosticismo, como decadentismo y capitulacionismo, como caballo de Troya del imperialismo y de la reacción infiltrado en el seno de la nación y del pueblo, como agente del revisionismo y del trotskismo, quinta-columna del más vil y abyecto mercenarismo. Tal es el boschismo. Leonel Antonio Reyna, afirmando haber escogido el escabroso camino del terrorismo de Estado, en aras de imponer la paz de los cementerios, y erigirse en epígono de la rata inmunda del tirano alimaña y del sanguinario dictador, sirviente y lacayo, peón y mayordomo del imperialismo yanqui y de la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, Rafael Leonidas Trujillo Molina, con su discurso del 31 de octubre del 1996, estaba reafirmando la vocación antipopular, criminal y antinacional de su maestro, la sabandija, alimaña y rata, Juan Emilio Bosch Gaviño, cuando, el 30 de marzo del 1963 decía, arengando las tropas conjuntas de las Fuerzas Armadas dominicanas, en Santiago: “Soldado dominicano, el comunismo es sangre, guerra y muerte, jamás permitas que el comunismo triunfe en este país”. Todo esto es puro boschismo. Ante nuestra contundente evaluación y balance crítico, en todo su significado y contenido, de la ideología de la traición, que es el boschismo, sus goliardos que, como ya hemos dicho, son los sacristanes diletantes y filisteos, por super ignorantes gratuitos y antojadizos, del boschismo, y que, por lo tanto, hacen de sus legiones de cretinos fanáticos, seguidores del espía pagado de la CIA y agente a sueldo del Departamento de Estado del imperialismo yanqui, gustan decir que nosotros no comprendemos ni entendemos a su icono y maestro, experto en todo cuanto sea traición. Pero, cuando el Gángster Murmullo, Dañino Medina, llama a las tropas yanquis a que se hagan presentes para controlar a la población y a los militares que no aceptan la haitianización ni la fusión con Haití; en tanto, como buen boschista, irresponsablemente, guarda silencio, se hace la mosquita muerta, finge estar loco y se jala el rabo, se tira tres pedos y sigue con su bizquera como si tal cosa; o bien, ordena que los escuadrones de la muerte de la Policía Nacional den cumplimiento a la disposición de la Jefatura de la Policía Nacional y del Ministro de las Fuerzas Armadas, de asesinar, en violación a la institucionalidad, a la legitimidad, a la legalidad y a la Constitución, a quien la Policía se le antoje acusar de haber dado muerte a la teniente Torres de Amet; y, en menos de 18 horas, son, efectivamente, ejecutados, con apresuramiento; como buscando que no se profundicen las indagatorias; y ese estafador, mediocre, impensante, cobarde y pusilánime boschista, el Gángster Murmullo, Dañino Medina, repite lo de hacerse el loco y reinscribirse en su irresponsabilidad, ¿acaso eso no es lo propio al espía pagado de la CIA y agente a sueldo del imperialismo yanqui, Juan Emilio Bosch Gaviño? Y es, ante el hecho de que no pueden ni están en capacidad de explicar lo que es que dicen que es el boschismo, que nos colocamos, casi por intuición, de lo que es que ellos quieren decir que es el boschismo; y en lo que radica, a su entender, lo positivo, para ellos, del boschismo; que no es otra cosa que el conjunto de formas, taimadas e hipócritamente encubiertas, de expresar todo su veneno reaccionario, anticomunista y antinación; y es al artilugio o al virtuosismo mágico fantástico, y con medios y formas taumatúrgicos, de expresar y difundir, como de fomentar, a favor de la explotación, de la opresión, del imperialismo y del oscurantismo clerical religioso, el reaccionarismo, la falta de escrúpulos, la irracionalidad, enraizada en los más bastardos prejuicios y mezquindades, es lo que los goliardos del discipulado desencantado del Pálido pelegato boschista llaman, que éste no ha sido nunca boschista, ni se ha guiado por el pensamiento traidor y de renegado de Juan Emilio Bosch Gaviño. Se trata, de su parte, de cuestionar, de la forma y el estilo reaccionario, de engatusamiento y manipulación reaccionarios, del espía pagado de la CIA y agente a sueldo del imperialismo norteamericano. Y es, precisamente todo esto, junto a todo el repugnante contenido del boschismo, lo que aborrecemos y abominamos. No es que no lo comprendemos, ni que no lo sabemos interpretar, sino que lo entendemos, lo comprendemos y lo interpretamos justamente, demasiado, en toda la medida de lo podrido y nocivo de dicha aberración, que es el boschismo. Porque ha quedado, en el curso de la práctica política, sobradamente claro, que obtemperar de verdad, por parte de los feligreses sacristanes del boschismo, a la comprensividad y cualquier tipo de tolerancia, hacia y con el boschismo, al fin y al cabo, equivale a acepar su veneno traidor y de agente reaccionario de la peor calaña. Eso es Bosch, su pensamiento y sus intenciones.
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