LA ESCORIA MIGUEL VARGAS MALDONADO CONFIRMA LA DEPRAVADA NATURALEZA DEL HAITIANO OGUI PIE, ALIAS PEÑA GOMEZ, COMO IDEOLOGO DE LA CORRUPCION, DE QUE LA POLITICA ES PARA BUSCARSELA

Los corrup-partidos del sistema: perrosdé, pelegatos boschistas y sabandijas reformistas son hechura del felón agente de la CIA Juan Bosch y del diácono sirviente de la parásita Iglesia Católica-Vaticano Joaquín Balaguer

19-06-2015

 

La politiquería, como expresión y reflejo esencial de la concepción típicamente de un elemento (espécimen) tribal haitiano, Oguí Pié, alias José Francisco Peña Gómez; devenido, como la cosa más natural del mundo, por cuanto no hay, en esas hordas, exentas de todo cuanto sea gratitud y escrúpulos morales, un miembro suyo, esto es, un solo haitiano, que no se preste a desempeñar, en contra de sus semejantes, el papel de espía y mercenario, como que se resista a ser ladrón y criminal; devenido Oguí Pié, alias José Francisco Peña Gómez, en espía pagado de la CIA y agente a sueldo de los gobiernos imperialistas yanquis, desde el 1961 hasta el año 2000; todo esto bajo el auspicio directo de su maestro y guía, el redomado espía pagado de la CIA, y agente político mercenario a sueldo del Departamento de Estado yanqui, traidor y felón a tiempo completo, servidor de éstos en el frente político latinoamericano y de El Caribe desde el 1940 hasta el 2000, prácticamente, acaba de tener su más genuina, como exacta manifestación, con su engendro, el gángster truculento Miguel Vargas Maldonado y su infame alocución de embarre de inmundicias, propias de las peores crápulas de la más baja y abyecta ralea, defecado por su bocaza, propia de una sabandija proveniente del bajo vientre y los insanos impulsos de un depravado y degenerado antisocial, criminal, proxeneta y espía chivato de la dictadura tiránica de Rafael Leonidas Trujillo Molina, y de éste mismo personalmente en particular: Miguel Vargas Maldonado, el hijo de su padre, para hacer honor auténtico a lo de tal palo tal astilla e hijo de gato caza ratón, ya que quien lo engendró fue el abominable Pedro Rivera.

La espuria naturaleza podrida, que Oguí Pié-Peña Gómez, espía y agente de la CIA y del Departamento de Estado yanqui, a sueldo por nómina y especialidades en servicios extraordinarios, en el orden de lo execrable y las ignominias, le atribuía a la actividad política en general, y a los partidos políticos en particular, como su función (actividad que es la piedra de toque entre el mundo civilizado y el de la barbarie), ser la vía para canalizar las peores ambiciones y los despropósitos inconfesables de los grupos humanos y de los individuos; así como, que no era ni podía ser otra la naturaleza del papel de los partidos políticos, que tales eran sus convicciones sobre la política y los partidos; exhortando cerrar filas alrededor suyo, bajo la empuercada bandera de: concúrrase a la actividad política y a los partidos para, sin importar concepciones, escrúpulos, pudor, y sin ningún tipo de miramientos, enriquecerse a costa del pueblo, de la sociedad, de la República y del Estado de ésta.

En una palabra, política y partidos políticos, según la haitianísima cocepción vandálica del execrable haitiano Oguí Pié, alias Peña Gómez, para cada individuo, no son otra cosa que la oportunidad y los medios para buscársela y buscar escalar social y económicamente.

Para concurrir a secundar aquel embarre escenificado alrededor de tales adefesios, degradatorios inevitables para toda persona, de ese coprógafo de Miguel Vargas Maldonado, había que estar ya despojado, a través de una larga trayectoria de práctica, de todo lo que sea sentido de la decencia, como vestigio de honradez y honestidad, así como de lo que pudiera tomarse como remoto vestigio de moral y, ni qué decir, ni mucho menos pensar en principios éticos.

Cada acto, como cada acción o actividad de involucramiento de ese esputo infecto-contagioso de Oguí Pié, alias Peña Gómez, como se puede comprobar palpando en sus resultados, efectos y consecuencias a nivel de sociedad, política, partido, o lo que hiciera con semejanza a pensamiento, de antemano tenía grabada la marca de la infamia; por lo que, aún lo presentara envuelto en intenciones relativamente de justicia social o de reivindicación política o económica, de su fondo emergía ese vaho de pestilencia inmunda y nauseabunda que culminaba repugnando a todo el que se le aproximara, y, de hecho, quedaba contaminado de proclive a la ignominia y al oprobio.

Una mirada indagatoria al escenario de los concurrentes a ese acto de despojo y culminación de la putrefacción innato-congénita, de ese defecadero o cagadero que es el Perrodé, institución de cómo se reflejan en el comportamiento cívico-individual las cualidades denigrantes que arrastra consigo la condición de perros, es la prueba comprobatoria que verifica la verdad irrefutable de nuestro condescendiente juicio sobre este amasijo de excrementos; en el que, para darle calidades de naturaleza propia, concurren especímenes de esas creaturas inmundas, generadas en directo por Oguí Pié, alias Peña Gómez, y sus afanes del bajo mundo, como otros bastardos de nacimiento provenientes del hato de hienas del que siempre añoró formar parte, que era del tirano alimaña y sabandija Joaquín Balaguer Ricardo.

Como no hay, ni en política ni en la sociedad, como en el campo de la naturaleza, nada absolutamente nocivo en su totalidad, ni bueno ni beneficioso en grado absoluto, las vacuencias, porque no fue otra cosa lo que, al fin y al cabo, resultó de la insulsa defecación oral putrefacta del gángster Miguel Vargas Maldonado, que pueden ser tomadas como arquetipo o prototipo en su materia, a título de, por ejemplo negativo. Y de ellas arribar a la definitiva conclusión de que significan el réquiem de enterramiento de todas las basuras y disquisiciones anti-comunistas, anti-marxistas, anti-leninistas y anti-stalinistas del vil espía de la CIA y agente del Departamento de Estado norteamericano, pagado en ambos campos, lo que no sólo corroboró el historiador del Partido Socialista (socialdemócrata) norteamericano, Erick Chester, sino el mismo canalla de Oguí Pié, a raíz de su regreso al país del Congreso de la Internacional Socialista en Alemania, en el 1991, tras la restauración del imperialismo en la ex-URSS, y la conversión, transitoria, de lo que fuera ésta, para orgullo de la humanidad, en instrumento vil y abyecto del imperialismo norteamericano y su papel de enemigo jurado contrapuesto a los pueblos y naciones subyugados y oprimidos.

La desfachatez de Oguí Pié, alias Peña Gómez, como mezcla de insolencia, de la carencia de escrúpulos, desvergüenza, que le empuja, como sinvergüenza, a desconocer su condición de canalla y su descaro de apátrida, como de aberrado mercenario, le hizo completar su misma afrenta anterior en que reivindicara que él era el sirviente de los blancos de verdad: y así, le reclamó al Estado Mayor de la CIA, en la persona del gobierno norteamericano, que tenían que reconocer sus contribuciones personales y de la Internacional Socialista, en la lucha por la derrota del comunismo, exigiendo así el pago de sus méritos y glorias en las exequias, con el ataúd sin muerto, del movimiento comunista y de la lucha de los pueblos y países subyugados por su libertad y el socialismo. Porque, ¿qué fue si no un entierro sin muerto, la entrega de la ex-URSS, por los renegados revisionistas social-imperialistas en bancarrota de la pandilla de Miguel Gorbachov y su perestroika de 1991? Y la respuesta fue de que nada nuevo había ganado la contrarrevolución y los reaccionarios imperialistas y locales que no se hubiese producido con el asalto a la dirección del glorioso Partido de Lenin y Stalin, como a la dirección del Estado Soviético y del glorioso ex-Ejército Rojo de Stalin, por parte de la camarilla de renegados revisionistas de Nikita Jruschov y Brezhnev en el 1953, tras el fallecimiento del gran líder comunista, y recordado como guía por siempre por los pueblos, José Stalin.

Las elucubraciones y disquisiciones oportunistas, traidoras y contrarrevolucionarias, de ese vil canalla apátrida de Oguí Pié-Peña Gómez, sobre la política y los partidos, que eran y siempre fueron las mismas de su execrable maestro, que hace igual papel con las crápulas inmundas Leonel Antonio Reyna y Dañino Medina, del Pálido Pelegato Boschista, se pueden apreciar en todo su contenido y significación en lo que representa la despreciada perorata gangsteril del procaz Miguel Vargas Maldonado, en la que, no sólo se da cuenta de la prostitución perruna de ese pedazo del defecadero del Perrodé, sino, por igual, de parte del Pálido Pelegato Boschista, que son antros de ignominias per sécula seculorum, aún después que hayan dejado de existir.

¿Partido policlasista? ¿Partido frente de clases? ¿Partidos como banda y legiones del hampa para buscársela, y la política para trepar y escalar posiciones económicas y sociales usando el Poder como trampolín?

Ciertamente que su infeliz y bastarda historia, sí que ha llegado a su fin. En tanto, la historia de lucha de nuestra Nación y Estado Nacional, como República, se remonta a niveles más altos, con la reacción victoriosa del pueblo dominicano de rechazo a las pretensiones indecentes de las hordas haitianas y sus cabecillas de facinerosos, que fungen de ser sus “gobernantes”. Y, no por casualidad, concomitantemente con las bancarrota y hundimiento de esas repugnantes práctica e ideología de crápulas, que es el oguipiesismo o peñagomismo abyecto, de la pretensión podrida de la recreación de la ideología de la felonía, que es el boschismo, que se resquiebra, entra en bancarrota y se abisma a su inevitable hundimiento con la abominable y repugnante historia tragicómica del pálido pelegato boschista, con sus payasos Leonel Antonio Reyna y el Dañino Medina juntos, desnudos y desenmascarados como crápulas, estrechamente abrazados y fuertemente cogidos de las manos.

Esa ignominiosa escenificación, de podredumbre politiquera y gangsteril, del leproso moral Miguel Vargas Maldonado, sin tapujos y en total coherencia con las concepciones oguipiesistas-peñagomistas, de la política para buscársela y los partidos políticos como gatera para alcanzar la carne que cuelga en el Poder del Estado, dijo lo que esperaba el Gángster Murmullo, su par, el Dañino Medina, le diera a cambio, el contrato de una vía férrea que vaya de la capital hasta Puerto Plata, y lo ponga a la cabeza del proyecto, con tintes demagógicos populistas, de construcción masiva de viviendas para marginados, y las hambrientas, y así de ambiciosas e inescrupulosas, capas medias que, sin clase, en su mediocridad, se reivindican con el apestoso título falso de clase media.

Refleja una extraña e inusitada franqueza como asinceramiento, propio del que sabe que tiene ya un pie en el campo de su muerte y desaparición, sin pena ni gloria, pero sí con una carga de peso incalculable de oprobios sobre su cabeza, Miguel Vargas Maldonado, cuando afirma, con los vítores y muecas de satisfacción en las creaturas mostrencas de los albañales y aguas negras que creara Oguí Pié-Peña Gómez, así como el rostro de los pares de esas inmundas creaturas que engendrara, por su parte, en su criadero de carroñas y leprosos morales el tirano alimaña y sabandija Joaquín Balaguer Ricardo, que: el paso de vender el Perrodé suyo como un pedazo de carne podrida para alimento de animales, y no apto para consumo humano, por su alta toxicidad y descomposición, llenaría de orgullo a Oguí Pié-Peña Gómez, una vez que ese paso suyo es en aras del gobierno del Perrodé con la reacción y los malandros, para hacer un gobierno de unidad oligárquica, para el régimen de los privilegios de los oligarcas, con la exclusión de movimientos y organizaciones que reivindiquen el interés nacional y popular.

Preciosas confesiones, de incalculable valor histórico, que bien deberían tomar como lecciones de estudio y aprendizaje permanente los oportunistas y mercenarios revisionistas, castro-guevaristas y anarco-terroristas de la falsa izquierda del patio; en particular los grupos y personeros del emepedazos, que dejaron una estela ignominiosa y de cadáveres insepultos, en aras de secundar al espía pagado de la CIA y agente mercenario a sueldo de los gobiernos imperialistas yanquis y de la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, el haitiano Oguí Pié, alias José Francisco Peña Gómez.

La concurrencia a ese evento ignominioso, que es inferior, pero no menos malvado ni menos vil, menos canalla ni menos infame, que su cabecilla, sabe de su propia condición natural; y, como leprosos morales y aves de carroña de poca monta, sólo se conforman con que les den la oportunidad de pescar inmundicias alimentarias del cadáver maloliente, en plena descomposición, o, si no, ser gusanos de las carroñas, que es lo que en realidad siempre han sido y lo serán. ¿Qué otra cosa son el hijo bastardo del Cardenal, Gómez Casasnovas y sus socios?, ¿qué han sido y siguen siendo los Maríñez; los César Mella; Fiquito, corchete, delator y ubicador de las víctimas de los incontrolables; y ese tumor infecto-contagioso de Virgilio Bello, el burro prieto salvaje del desierto u onagro?

 

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