INFILTRACION JESUITA EN LA ENDEBLE
IZQUIERDA DOMINICANA EN INTIMA COLUSION CON LA CIA Y LA COPARTICIPACION
ESTELAR DEL AVENTURERISMO CASTRISTA CUBANO DESDE LAS DECADAS DEL ´60 Y
´70 HASTA EL DIA DE HOY Izquierda de profundas bases
anti-comunistas dada su genuflexión ante el leproso moral por agente de
la CIA y del Departamento de Estado yanqui, Juan Bosch ANDRES L. MATEO JESUITA APOLOGISTA DE LA
IGLESIA CATOLICA Y DEL LEPROSO MORAL JUAN BOSCH LO CONFIRMA
26-01-2018
El patético caso, de cómo, alrededor de la figura e imagen de un
académico titulado, con fama de connotado intelectual, filósofo y
escritor laureado por sus semejantes, y parte del sistema y régimen de
oprobio, opresión y explotación, como de imposturas, al que el espécimen
en cuestión se encuentra atado; y que, a pesar de todos los libros que
haya publicado, elaborado, como parte de un plan escabroso, es, al fin y
al cabo, un ignorante supino; por lo que el fenómeno resulta atractivo y
curioso en grado extremo.
Y, se nos ocurre afirmar, que éste y no otro es el caso, particularmente
emblemático, de Andrés L. Mateo, quien, en todos los campos y áreas en
que incursiona, como es fácil demostrar y así corroborar, viene a darle
calidad de acertada a esta afirmación nuestra.
Lenin, que crea la figura, de gran valor pedagógico-didáctico práctico,
de que, así como el capitalismo no puede existir sin el crédito
económico-financiero (préstamos), también subraya que el sostenimiento y
supervivencia de tan oprobioso sistema de explotación, opresión y
degradación del hombre, no es posible sin el cura o el ministro, clérigo
o pastor, con su hisopo, predicándoles o las víctimas resignación y
sumisión, como una prueba y un premio de dios para dichas víctimas.
Y este es el caso del señor Andrés L. Mateo, quien, con todos sus
títulos y diplomas académicos, libros publicados, como premios y
distinciones académicas, no ha podido dejar de ser el archi ignorante
supino; como se comprueba en sus perversas conjeturas venenosas, de
jesuita reaccionario y desalmado; que es, lo que para nosotros tiene
causas, raíces y motivos perfectamente conocidos, los cuales abarcan el
completo universo de toda la infame condición que proviene de la peste
ignominiosa del cristianismo, y en especial de ese antro abominable que
es la cueva de putrefacción, de amoralidad, contraria a toda ética, que
es la Iglesia Católica-Vaticano, y en particular en su hampa de la orden
de los jesuitas; de los que viene a ser como un diácono o el equivalente
a éste; con su patológica sofística, su imbécil sofistería y sus
pueriles sofismas; a todo lo que el perverso, criminal de lesa
humanidad, Bergoglio, alias Papa Francisco I, teme denominar por su más
conocido nombre de sofismas, y para tratar de embrollar el peliagudo
asunto, promueve decirlo en lengua muerta, en una de las cuales se diría
“mímesis”.
Pero no sólo la ignorancia y el oscurantismo ni, además de estos, los
sofismas, la sofistería y su método de la sofística, encarnación y
materialización concreta del método escolástico metafísico, es el mundo
de aberraciones y depravaciones del alma, que Andrés L. Mateo comparte
con ese cartel de las miserias humanas, que es la Iglesia
Católica-Vaticano y los del hampa sagrada de los jesuitas; es que Andrés
L. Mateo es uno de esos especímenes que esas bestias, concupiscentes y
libertinas, de la homosexualidad y la pedofilia sagrada de la Iglesia
Católica-Vaticano, hizo víctimas; y, resultando uno de los tales
especímenes víctimas, que carga con su cruz silenciosa y atávicamente;
porque es de los que no se atreven ni tienen el valor de salir del
closet, como tampoco de acusar a los homosexuales pedófilos de la
Iglesia Católica-Vaticano; debiendo subrayarse que no hay un pedófilo
que no sea previamente homosexual.
Y esto lo incluimos en el presente comentario porque constituye uno de
los eslabones claves de su cadena de ignominia; a la que no se cansa ni
se detiene de agregar nuevos y más eslabones vergonzosos, que son los
que configuran la situación paradójica de que, con todos sus títulos
académicos, sus libros, su labor de académico docente y hasta decano de
una universidad neoliberal teocratizada, del negocio privado leonino
educativo en el país con dicho matiz, es, y lo vamos a demostrar aquí,
otra vez, un borrego deliberado y supino ignorante por su iniquidad de
ser jesuita.
Como toda sabandija de dicha ralea, uno de los episodios de su abyecta
trayectoria serpentina y repulsiva da cuenta, de que se prestó para
infiltrar, según la estrategia de la CIA-Iglesia
Católica-Vaticano-jesuitas, el teórico e ideológicamente endeble e
indigente movimiento de izquierda nacional, diezmado, como parte de los
mismos planes, por el revisionismo jruschovista y browderiano, con el
oportunismo castro-guevarista y el anticomunismo vergonzante, que se
expresaba en ser “marxistas secretos”; así como de la peste del producto
directo de la CIA de: izquierda democrática; de la que eran y siguen
siendo portadores los perrodé Miguel Vargas Maldonado, perros de mierda
(PRM) y las ignominiosas bandas de los pálidos pelegatos boschistas; y,
en parte, del mismo trujillo-balaguerismo de los leprosos morales,
herederos y continuadores de leprosos morales, llamados así por ser
espías pagados de la CIA como agentes a sueldo del Departamento de
Estado norteamericano, el maestro y su primer discípulo con luz propia,
Juan Emilio Bosch Gaviño y Oguí Pié, alias José Francisco Peña Gómez.
Así, Andrés L. Mateo fue enviado a infiltrarse en el antro del más vil
mercenarismo, del oportunismo y del revisionismo jruschovista, que, por
disfrazarse de castro-guevarista, los pontífices del revisionismo
browderiano-jruschovista criollos del PSP, tras asaltar la dirección de
éste y proclamar el partido capitulacionista, claudicante y
colaboracionista dominicano (p“c”d), con el más crudo sarcasmo le
designaron como “pro chino” vergonzante del Gordo Cuello, Asdrúbal
Domínguez, Narciso Isa Conde, Tony Isa Conde, Luis Gómez Pérez, Braulio
Torres y demás sabandijas.
Si se hace la debida investigación pormenorizada del asunto, se
encontrará el hecho de que la infiltración de ese movimiento, que empezó
en el mismo 1961, de parte de los jesuitas, para principios del 1965 y,
sobre todo, después de la Guerra de Abril y entrando a la década del
’70, como en todo el curso de ésta, esa emigración de infiltración de la
Iglesia Católica-Vaticano y los jesuitas, en el endeble y confuso como
inmaduro movimiento de izquierda del patio, fue masivo.
Los restos del 14 de Junio se saturaron de esos goliardos salidos de las
parroquias católicas: Virgilio Bello, Moisés Blanco Genao, salido del
Cuerpo de Paz, de su grupo de Dajabón; Arismendy Díaz Santana, egresado
de la Escuela de Costa Rica, del CIDES. El MPD quedó copado.
El partido capitulacionista y colaboracionista dominicano (p“c”d) contó
con los Andrés L. Mateo, los Trinidad, Cuchi Elías, Luis Gómez Pérez,
Carlos Dore Cabral, Orlando Martínez, Enrique Gil, Braulio Torres, Mario
Sánchez Córdova y demás sabandijas, entre no pocos especímenes de ese
jaez y baja calaña.
El agua negra de
letrina Tony Raful sin más, como alimañas tales como los nombrados
Tobías y/o hermanos Beato, Giorgi Valdez, los Popa, quisieron merodear
en los alrededores del Partido Comunista de la República Dominicana
(PACOREDO) y los pusimos en cuarentena en los comités de lucha barrial,
la periferia de la JC y los clubes. Con un breve tiempo de por medio ya
estaban desenmascarados y evidenciados.
Este cuadro se reprodujo a todo lo largo y ancho de lo que era el
movimiento de izquierda de entonces. Fue así como tras el Partido
Revolucionario Social Cristiano, grupo de la Iglesia Católica y de la
Embajada, que controlaban los jesuitas, a través de los Moreno Martínez,
Mario Read Vittini, Caíto Javier y los maricas como Quico Tabar, que
parte de los de su juventud universitaria y de secundaria pasaron a
formar los Comités Camilo Torres, alineándose como un grupo clerical
católico de supuesta filiación izquierdista, y cuya misión era la
acentuación y la perpetuación oportunista del revisionismo, del anarco
terrorismo aventurero castro-guevarista, lo cual era llevado a cabo,
además, por el otro grupo confesional de la Iglesia Católica-Vaticano, y
sus relaciones con la AID, hoy USAID, y de la CIA, era por vía de los
llamados cristianos comprometidos.
El hecho, que superficialmente puede ser apreciado como curioso y con el
insidioso interés en que no sea esclarecido, con fines de poder expandir
calumnias, intrigas, mentiras y especulaciones, de que los remanentes y
despojos de esa inconsistente y etérea izquierda hoy sean caracterizados
como neoliberales, clericales y apologistas del imperialismo, así como
pro-haitianos, y parte de los miserables mercenarios atrincherados en
ONG’s sobornadas, que son pro-haitianos a ultranza y partidarios de la
destrucción de la Nación Dominicana y del Estado Nacional República
Dominicana, no es nada casual; y su paradójico comportamiento,
anti-dominicano y pro-haitiano, es el resultado lógico de que ninguno de
tales movimientos se constituyeron buscando, ni teniendo como meta,
basarse en las más firmes convicciones de adhesión a los postulados de
la doctrina del marxismo-leninismo, a través de sus más fidedignos
creadores, sino naciendo como oportunistas y renegados revisionistas
congénitos; al suscribir a los prohombres de la ignominia, en donde,
además de Juan Emilio Bosch Gaviño, estaban Muñoz Marín, Germán
Arciniegas, Salvador Madariaga, Raúl Haya de la Torre, Rómulo
Betancourt, al ser el frente anticomunista creado por la
CIA-imperialismo norteamericano para toda la América Latina y El Caribe;
contando con el concurso de la Iglesia Católica-Vaticano, que ya había
conquistado, ante los monopolios norteamericanos, por el papel llevado a
cabo por los jesuitas y los del Opus Dei, un buen terreno para dejar de
ser la rehén, por su papel fundamental en los crímenes de lesa humanidad
del nazismo alemán y del fascismo italiano, en la colusión genocida
hitleriana-mussolinista o alemano-italiana, articulada con fines de
asalto y destrucción de la Unión Soviética y el aplastamiento del
movimiento democrático y de liberación nacional de los países, pueblos y
naciones subyugados por el imperialismo y el viejo colonialismo
cristiano europeo.
A todo ello debe de ser incorporado un fenómeno histórico comprobado
escenificado en dos períodos de tiempo continuos, uno detrás del otro,
sin la mediación de un período de discontinuidad; la cual, esto es, la
interrupción y, por tanto, la discontinuidad en el mismo, se había
producido desde el 1940, pero apoyándose en el 1948 y culminando en los
años 1958 y 1959. En el primero de estos, fechado 23 de enero,
correspondiente al derrocamiento del fruto de la segunda de las grandes
traiciones continuas de los agentes de la CIA, Rómulo Betancourt y el
leproso moral Juan Emilio Bosch Gaviño; primero para el derrocamiento
del gobierno patriótico del general Medina Angarita, de fecha
correspondiente al año 1945; y segundo, el golpe asestado a Rómulo
Gallegos en 1948; para llevar al Poder al general Marcos Pérez Jiménez;
del que el feroz anticomunista, presidente norteamericano Harry Truman,
dijera: que es el arquetipo del gobierno que para América Latina y El
Caribe necesitan los Estados Unidos (imperialismo yanqui); pero dirigido
y perpetrado, dicho golpe de Estado, por el perverso homosexual y
procónsul de la CIA, Rómulo Betancourt; contando siempre, para tales
ignominias patrocinadas por el imperialismo yanqui y la CIA, con el
concurso de su amado socio y discípulo, el leproso moral Juan Emilio
Bosch Gaviño.
Rómulo Betancourt encabezó la Junta Revolucionaria, a lo Castillo Armas
y a los gobiernos reaccionarios y lacayos ante los yanquis de la región.
Dicha Junta organizó elecciones para el 1947, en las que salió
triunfante el candidato del Partido Acción Democrática, creado en el
1941 bajo el gobierno popular de Medina Angarita, y cuyo candidato fue
el escritor Rómulo Gallegos, a quien Rómulo Betancourt y Bosch le
asestaron el Golpe de Estado.
Rómulo Betancourt, desde el Golpe de Estado a Rómulo Gallegos, se
refugió directamente, dándole orden a su chofer de: “Dirígete a la
Embajada norteamericana”; a lo que, quien le acompañaba le preguntó:
“Sr. Ministro, ¿y qué vamos a hacer ante la conspiración golpista que se
nos denunció?” A lo que el degenerado y luego rata de Miraflores, como
le llamara el dictador Trujillo, no sin poco acierto, a Rómulo
Betancourt, le respondió: “Olvídate de eso que el Golpe ya está dado y
nos vamos para el exilio. A eso es que vamos para la Embajada
norteamericana”.
Regresa a Venezuela a raíz del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, el
23 de Enero del 1958, con un guión, dictado y elaborado por el alto
mando de la CIA, para sacar del Poder a la Junta Patriótica
Revolucionaria que encabezaba el civilista, contralmirante de la Armada
Venezolana, Wolfgang Larrazábal, y de la que formaba parte, como su
secretario, el joven para entonces García Ponce, secretario de la
Juventud Comunista del Partido Comunista de Venezuela y miembro de su
Comité Central. Ello, fruto de que fue el Partido Comunista de
Venezuela, encabezado por el que había liderado la lucha popular por el
derrocamiento del criminal y lacayo del imperialismo Marcos Pérez
Jiménez, el gran revolucionario comunista, Fabricio Ojeda, asesinado y
previamente torturado por las hienas del contrarrevolucionario y agente
de la CIA, el gusano Posada Carriles y Carlos Andrés Pérez.
Fue el entonces joven e intelectual bisoño García Ponce, quien muriera
hace cosa de unos años atrás, a quien la Junta Provisional de Larrazábal
le asigna el ir a recibir al procónsul imperialista y agente de la CIA,
Rómulo Betancourt. En el trayecto del aeropuerto al lugar de
alojamiento, Rómulo Betancourt, de manera perversa e intrigante, de
insidioso maricón, le dice, con el mayor descaro a García Ponce: “Me
dicen que la Junta Provisional es un antro comunista y que quien la
dirige eres tú, Guillermo”; a lo que García Ponce le responde: “No
esperaba que usted tuviera tanto sentido del humor, pues yo soy apenas
un simple funcionario subalterno, miembro de dicha Junta Provisional”.
Meses más tarde, en el 1959, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y el
otro agente de la CIA, Rafael Caldera, cabecilla de las sabandijas
socialcristianas del Copei, formarían el siniestro pacto antinacional,
antipopular y anticomunista, de carácter conspirativo, de Punto Fijo,
llamado así por el lugar donde se había efectuado; y cuya meta era y fue
cerrarle el paso a los comunistas, bajo la divisa: “Donde se aglomeren
grupos de más de 5 personas, dispararles primero y averiguar después;
que son comunistas y hay que darles muerte!!”
Juan Emilio Bosch Gaviño, el
leproso moral, sería el secretario político del acuerdo, quien
tuvo una muy especial participación en los amarres y orquestación de la
represión y persecuciones a las fuerzas del Partido Comunista
Venezolano.
Lo que se corrobora, de nuevo, en la arenga del leproso moral, Juan
Emilio Bosch Gaviño, a los militares dominicanos, el 30 de Marzo del
1963, en la Base Aérea de Santiago; en la cual vomitó su intrínseco
anticomunismo, como miembro de ese fatídico Acuerdo de Punto Fijo,
cuando dijo: “El comunismo es muerte, destrucción. Soldado dominicano,
no permitas que el comunismo se entronice en la República Dominicana”;
que cabría agregar a sus ignominiosas hazañas anticomunistas, como la
Mancha Indeleble, Judas Iscariote el calumniado, sus conferencias al
prólogo de la edición de La Mañosa del 1966 y las confesiones suyas
recogidas por el agente de la CIA, el rumano Stefan Baciú, autor de
“Juan Bosch, un Hombre Solo”, respecto a su inveterado odio a los
comunistas.
Es en ese contexto histórico que Enrique Jiménez Moya, ya designado
comandante militar de la Expedición de Junio del 1959, visita a don
Julio César Martínez, vegano, igual que Enrique Jiménez Moya y que el
mismo leproso moral Juan Emilio Bosch Gaviño.
Y le dice a su respetado amigo don Julio César Martínez: “Me voy para
Santo Domingo en la expedición armada contra Trujillo. Estoy consciente
de que voy a morir; pero estoy aquí, en Venezuela, en busca de ese
traidor, agente de la CIA, Juan Bosch, pues quiero morir luego de darle
muerte, vaciándole el peine de esta pistola 45, y me informaron que se
había dirigido hacia esta casa”.
En efecto, según nos narrara personalmente don Julio César Martínez, en
la redacción de la revista “Renovación”, para entonces situada en un
edificio de la calle El Conde, última dirección de dicha revista; Don
Julio César Martínez nos narró que le dijo, al que él siempre le llamaba
Don Juan: “Mira, por ahí viene Enriquito Martínez Moya, que entra y sale
por mi casa sin tener que pedirle permiso a nadie, y viene con fines de
darte muerte, está llegando ya”.
Y acto seguido, el rufián salió huyendo por dentro de la casa. Y aunque
el comandante Enrique Jiménez Moya lo buscó por toda la casa, no pudo
encontrarlo; y dándose por vencido le dijo: “Sé que está aquí, y que tú
no me lo vas a decir, pero tengo que irme para el aeropuerto para volar
a Cuba, de donde parto hacia Santo Domingo en la Expedición”.
Tras retirarse Enriquito Jiménez Moya, como don Julio César Martínez le
llamaba, reapareció el felón, a lo que don Julio César Martínez le dijo:
“¿Y dónde fue que te escondiste, que Enriquito, por suerte para mí, no
te encontró?”.
A lo que el rufián y felón, el leproso moral Juan Emilio Bosch Gaviño,
le dijo: “¡Oh! Debajo de la cama de la sirvienta, donde Enriquito
Jiménez Moya jamás pensaría que estaba escondido”.
Este relato es totalmente fidedigno y lo hemos hecho en varias
ocasiones; por lo que, al confrontar uno y otro de los relatos hechos en
distintas ocasiones, se puede comprobar que en rasgos esenciales no hay
ni pizca de variación, porque se corresponde a lo que, de viva voz, nos
relatara el honorable don Julio César Martínez; que, si mal no
recordamos, ahí presente estaba su digna hija, que fue su mano derecha,
y que prefirió no seguir editando ese periódico-revista, para no dar pie
a que ningún advenedizo terminara dándole uso del que la memoria de su
padre, ya muerto, pudiera molestarse.
Resulta, además, que para fines de la década del ’60 y durante el curso
de la del ’70 del siglo pasado (XX), el felón Juan Emilio Bosch Gaviño,
conforme las estratagemas bajas del régimen cubano y su prostituida
política anarco-terrorista aventurera y oportunista, se centró en el
reclutamiento de espías norteamericanos y en el juego del espionaje y el
contraespionaje, como de los agentes dobles.
Y el leproso moral, por espía pagado de la CIA y agente a sueldo del
Departamento de Estado norteamericano, conforme papeles desclasificados
que presentara el historiador Erik Chester, heredero de dicha función,
de historiador del Partido Socialista norteamericano, el del agente de
la CIA Norman Thomas, que le financiaba las actividades a Juan Emilio
Bosch Gaviño y a Sacha Volman, a nombre de la CIA; como las del centro
de adiestramiento de informantes y espías de la CIA de San José de Costa
Rica CIDES (Centro Interamericano Democrático de Estudios Sociales).
Véase, Causa del Fracaso de la Democracia en Santo Domingo, de la
autoría del leproso moral (1964), terminó, el leproso moral Juan Emilio
Bosch Gaviño, incorporado a la lista, junto a Phillip Agee, un agente
internacional de la CIA que pasó a ser agente del gobierno castrista, lo
mismo que el espía actual de la CIA, Mario Vargas Llosa.
Ya, desde los mismos años del’70 y finales de esta década, el leproso
moral era un reformado y públicamente balaguerizado del tirano alimaña
hasta el fin de sus días, loco como una cabra de atar.
Y aquellos furtivos izquierdistas: corecatos, agentes jesuitas, desde el
partido “capitulacionista” y “colaboracionista” como “claudicante”
dominicano (p“c”d), del MPD, del Patrado, catorcistas en desbandada como
los despojos de foquistas y dobles agentes, tipo Fidelio Despradel
Roque, PSP de los browderianos jruschovistas como los hermanos
Doucoudray, Abelardo Vicioso, Dato Pagán, exactamente le dieron el
título de “profesor Bosch”; y así le desparramaban incondicional e
indigna sumisión, y le otorgaban la triste condición de ícono e ídolo,
basado en la falsedad, su falta de ética, como de moral; puesto que, un
leproso moral, como designa Honorato de Balzac a los espías y corchetes
¿qué moral puede ostentar?
Y es lo que viene a explicar aquel fenómeno bochornoso que
mencionábamos, de supuestos revolucionarios e izquierdistas, que hasta
se decían comunistas, pero que nunca entendieron a conciencia ni el
“abc” del marxismo-leninismo. Son hoy agentes descarados del
imperialismo y de la Iglesia Católica-Vaticano y su hampa jesuita, como
ultra recalcitrantes enemigos a muerte, hasta de la misma existencia de
la Nación y del Estado Nacional República Dominicana. Son pro-haitianos.
Explicados y elucidados los problemas más acuciantes de estos
pormenores, pues ya estamos listos para proseguir desenmascarando que
Andrés L. Mateo, es un flagrante ignorante diplomado y supino; no
importa que se diga y tenga el título de lingüista, de escritor, de
profesor: es un ignorante que, intelectual, filosóficamente y hasta en
el orden de la semántica y la lingüística o la filología, es un farsante
e ignorante, vulgarizador y estafador.
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