Mentiras sobre Stalin: “Millones de muertos: De Hitler y Hearst a Conquest y Solzjenitsyn” -XVI-
17-02-2011
Continuando con la historia de los supuestos millones de presos y muertos
en los campos de trabajo y los muertos por el hambre en la Unión Soviética
en los tiempos de Stalin, tenemos que en el 1934, se produjo la muerte,
por la vía de un atentado terrorista, planificado por la facción
trotskista y bujarinista, de Kirov, Secretario de Organización del Comité
Central del Partido Bolchevique, y presidente a la vez de la organización
de dicho partido en la región de
Leningrado.
Esto dio origen a la necesidad de llevar a cabo una profunda
investigación, puesto que ese hecho indicaba que estaba en marcha un plan
cuyos objetivos había que poner en claro.
Al fin y al cabo se puso al descubrimiento que existía una organización
secreta que preparaba y llevaba a cabo una conspiración, que pasaba por la
vía de tomar cargos de dirección en el Partido y el gobierno del país a
través de acciones violentas.
La lucha política que habían perdido en 1927 querían ahora ganarla por
medio de la violencia organizada en contra del Estado. La organización
tenía una red de apoyo en el Partido, en el Ejército y en el aparato
estatal de todo el país y a la vez tenía fuertes vínculos, comprobados en
los Juicios de Moscú, con los centros de mando del espionaje
nazi-fascista, particularmente de la Gestapo alemana.
El principal inspirador de la oposición, León Trostsky, era quien dirigía
las actividades desde el extranjero, en vinculación con la Gestapo.
El sabotaje industrial causaba una pérdida terrible para el Estado
soviético con un costo económico enorme como, por ejemplo, para las
máquinas importadas que se estropeaban sin posibilidades de reparación y
una enorme baja de la productividad en las minas y en las fábricas.
Una de las personas que en 1939 descubrieron el problema fue el ingeniero
norteamericano John Littlepage, uno de los especialistas extranjeros
contratados por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con la
finalidad de llevar a cabo una investigación tecnológica de lo que estaba
ocurriendo.
Littlepage trabajó 10 años (desde el 1927 al 1937) en la industria minera
soviética, principalmente en las minas de oro. En su libro ”In search of
soviet gold” (En la búsqueda del oro soviético) escribe: ”Yo nunca tuve
interés por las subutilidades y las maniobras políticas en Rusia en cuanto
podía evitarlas, pero yo tuve que estudiar lo que acontecía en la
industria soviética para poder hacer un buen trabajo. Yo estoy completa y
absolutamente convencido de que a Stalin y sus colaboradores les llevó
mucho tiempo descubrir que comunistas revolucionarios, es decir,
ultra-izquierdistas descontentos eran sus enemigos más peligrosos y
capaces de cualquier cosa”.
Littlepage escribió
también que su propia experiencia confirmaba las declaraciones oficiales
de que una conspiración conducida desde el exterior usaba el sabotaje
industrial a gran escala como parte de un proceso para hacer caer al
gobierno de Stalin. Ya en 1931 Littlepage había sido obligado a constatar
eso durante un trabajo en las minas de cobre y plomo en los Urales y en
Kazakstán. Las minas eran una parte del gran complejo de Cobre-Plomo cuyo
jefe máximo era Piatakov, el Vice-Comisario del Pueblo para la industria
pesada.
El estado de las minas era catastrófico en lo que respecta a la producción
y el bienestar de los trabajadores. La conclusión de Littlepage fue que
había un sabotaje organizado proveniente de la dirección superior del
complejo de Cobre-Plomo.
El libro de John Littlepage nos da también la llave del conocimiento de
dónde la oposición trotskista recibía el dinero necesario para pagar las
actividades contrarrevolucionarias. Varios miembros de la oposición
secreta utilizaban sus puestos en la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas para aprobar la compra de máquinas de ciertas fábricas en el
extranjero. Los productos aprobados eran de bajísima calidad, pero eran
pagados por el gobierno soviético a precios muy altos. La diferencia
económica que estas transacciones dejaban era enviada por las fábricas
extranjeras a las organizaciones trotskistas en el extranjero, a cambio de
que Trotsky y sus acólitos conjurados en la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas continuaran haciendo más compras en esas mismas
fábricas.
Este procedimiento lo constató Littlepage en Berlín en la primavera del
año 1931 cuando se realizara la compra de ascensores industriales para las
minas. La delegación soviética era dirigida por Piatakov, siendo
Littlepage el especialista encargado de verificar y aprobar la compra.
Littlepage descubrió el fraude con los ascensores de mala calidad,
inútiles en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, pero cuando
comunicó el hecho a Piatakov y a los otros miembros de la delegación
soviética fue recibido de una manera fría y con exigencias de que aprobase
la compra de los ascensores y que se dejara de hacer objeciones.
Littlepage no la aprobó y pensó que se trataba de una corrupción personal
y que los participantes de la delegación recibían sobornos de la fábrica
de ascensores. Pero Piatakov confesó después en el juicio de Moscú del año
1937 su ligazón con la oposición trotskista y Littlepage fue obligado a
constatar que lo que él había observado en Berlín era mucho más que una
corrupción a nivel personal. El dinero era destinado al pago de las
actividades de la oposición secreta en la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas, actividades que comprendían el sabotaje, el terrorismo, los
sobornos, la propaganda y los asesinatos, como se confirmaba en el caso de
Kirov. Zinóviev, Kámanev, Piatakov, Radek, Smirnov, Tomski, Bujarin y otros, tan queridos en la prensa occidental burguesa, utilizaban los puestos que el pueblo soviético y el Partido les habían otorgado para robar dinero al Estado y para ser utilizado por los enemigos del socialismo en el extranjero para sabotear y ecombatir la sociedad socialista en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
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